La policía responsabilizó ayer a grupos de disidentes republicanos, contrarios al abandono de las armas por parte del IRA, de colocar, en la noche del sábado, un coche bomba cargado con 180 kilos de explosivos frente a unas dependencias policiales de Belfast, la capital de Irlanda del Norte. El artefacto explotó parcialmente sin causar heridos poco después de que dos hombres atravesaran con el vehículo una barrera y se dieran a la fuga en medio de un tiroteo con agentes de policía. Los disidentes republicanos también fueron responsabilizados de los disparos realizados la misma noche contra agentes de policía en la localidad de Garrison, en el condado de Fermanagh, en un atentado en el que tampoco hubo heridos.