El Tratado de Lisboa que reforma las instituciones europeas entrará en vigor el 1 de diciembre, después de que ayer se desvanecieran las resistencias de la República Checa, el último país de la UE que faltaba por ratificarlo. El euroescéptico presidente checo, Vaclav Klaus, estampó su firma en el tratado, una vez que la Corte Constitucional del país desestimara un recurso presentado por senadores conservadores, con el argumento de que no contraviene su Carta Magna. "El Tribunal Constitucional constata que, con este veredicto, se resuelven todas las dudas sobre el acuerdo del Tratado de Lisboa con el marco constitucional y se eliminan todos los obstáculos formales para su ratificación". En una breve alocución en el Castillo de Praga, Klaus, que bloqueaba desde hacía meses la ratificación que el Parlamento aprobó en mayo pasado, asumió la decisión del Constitucional, aunque sin dejar de mostrar su desacuerdo. La República Checa ha conseguido que se eliminen, según el máximo mandatario, los riesgos de reclamaciones de propiedad por parte de los antiguos pobladores de habla alemana de los Sudetes, expulsados tras la Segunda Guerra Mundial.

"El último obstáculo en el camino del Trato de Lisboa ha sido eliminado", afirmó el primer ministro sueco y presidente de turno de la UE, Fredrik Reinfeldt, en un comunicado hecho público poco después, en el que se anuncia su entrada en vigor para el próximo 1 de diciembre.

"Para finalizar la preparación del Tratado comenzaremos ahora las consultas sobre los candidatos (a los nuevos cargos contemplados por el Tratado). Tan pronto como sea posible convocaremos también una cumbre europea", señala.

El tratado crea dos nuevos cargos, el de presidente estable del Consejo Europeo y el de Alto representante para la política exterior y vicepresidente de la Comisión Europea. Además, los Veintisiete tienen que proponer al ya elegido presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, los nombres de los comisarios europeos que integrarán su nuevo equipo, un nacional de cada país, incluido el Alto representante. Corresponde a Barroso, de acuerdo con los gobiernos y los elegidos, distribuir las carteras.

En la próxima cumbre, que previsiblemente se celebrará a mediados de este mes de noviembre, los Veintisiete tendrán que elegir los nuevos cargos.

El nuevo tratado, firmado en diciembre de 2007 como sustituto de la malograda Constitución europea, ha vivido momentos de particular tensión, sobre todo cuando fue rechazado en referéndum por la República de Irlanda, que más adelante lo aprobó en otro plebiscito. En su articulado, introduce nuevas reglas de voto en la UE, reduce las decisiones por unanimidad, refuerza los poderes del Parlamento Europeo y potencia la política exterior y la acción europea en los ámbitos de justicia e interior.