El Ministerio paquistaní de Asuntos Exteriores señaló, a través de un comunicado colgado en su página web, que "el Tíbet es una parte inalienable de China y está universalmente reconocido por la comunidad internacional".

Asimismo, agregó que Pakistán se "opone firmemente a cualquier intento de socavar la soberanía de China y su integridad territorial".

El Ejecutivo también señaló que la violencia en la región tibetana supone una "amenaza al espíritu de los Juegos Olímpicos" que se celebrarán este año en Pekín y condenó "cualquier intento interesado de boicotearlos y politizarlos".

El pasado viernes en Lhasa, las manifestaciones de tibetanos desembocaron en disturbios que fueron reprimidos por la Policía china y que acabaron con la vida de 13 personas, según la versión de las autoridades de Pekín.

Sin embargo, el Gobierno tibetano en el exilio cifra en al menos 80 el número de víctimas mortales en esos sucesos.