Leterme, vencedor de las elecciones legislativas de junio pasado, compareció ante los medios de comunicación para presentar el acuerdo entre los cinco partidos que formarán el nuevo Ejecutivo, cerrado esta madrugada tras una sesión de 23 horas ininterrumpidas de negociación.

Está previsto que el político democristiano asuma el cargo de primer ministro el próximo jueves, tras la dimisión del liberal flamenco Guy Verhofstadt, que ha dirigido un gabinete interino los últimos tres meses.

Leterme señaló que el acuerdo de Gobierno -al que se han sumado los democristianos flamencos y valones, liberales flamencos y valones y socialistas valones- es "un ejercicio muy cuidadoso y con mucho sentido de la realidad".

"No quiero hacer promesas que no puedo realizar", afirmó el futuro primer ministro.

El punto más importante en la agenda del nuevo Gobierno es la elaboración del presupuesto federal, pendiente desde el año pasado.

En este ámbito, Leterme sólo apuntó que su objetivo es lograr un superávit público del 1% del PIB en 2011.

También anunció su pretensión de subir las pensiones mínimas, los salarios bajos e intermedios y los subsidios a las familias.

Para impulsar el poder adquisitivo, dijo que se esforzará por incentivar la creación de empleo y se marcó un objetivo de entre 50.000 y 60.000 nuevos puestos de trabajo anuales.

Asimismo, en el área económica, prometió combatir el fraude fiscal y sanear la Seguridad Social.

Otros objetivos del nuevo Gobierno serán aumentar la seguridad, con el refuerzo de la Policía, y mejorar el funcionamiento de la Justicia.

En cuanto a la inmigración, Leterme aseguró que el nuevo Gobierno quiere "una sociedad abierta y tolerante", pero dejó claro que apuesta por una inmigración económica "reglamentada".

El futuro primer ministro aprovechó la rueda de prensa para dar las gracias por su colaboración a su predecesor, que tras nueve años al frente del Gobierno, abandonará esta semana la política belga.

Dijo que el respaldo de Verhofstadt en estos tres últimos meses ha sido fundamental para volver a poner la política belga "en la buena dirección".

Con el acuerdo alcanzado la pasada madrugada, se cierra la crisis política en la que se ha sumido Bélgica los últimos nueve meses, por la incapacidad de Leterme de formar una coalición de Gobierno, y que ha agravado las divergencias entre las dos comunidades del país, los flamencos del norte y los valones del sur.