Durante el debate quincenal de la Asamblea de la República, Sócrates explicó que ha optado por la vía parlamentaria para ratificar el Tratado, firmado en Lisboa el 13 de diciembre pasado, ante el "amplio consenso" social y político sobre el proyecto europeo y los beneficios que traerá al país.

El jefe del Gobierno portugués despejó así las dudas e inquietudes de los restantes líderes europeos, que podrían tener complicaciones para explicar a sus ciudadanos los motivos por los que optan por la ratificación parlamentaria.

Sócrates dijo que Portugal no quiere poner "en jaque" las decisiones de los otros estados miembros que optaron por la ratificación parlamentaria y que no quiere ser acusada de originar una nueva crisis política en el seno de la UE.

"La realización de un referéndum en Portugal pondría en jaque, sin ningún fundamento, la plena legitimidad de la ratificación por los parlamentos nacionales que se realiza en todos los otros países europeos que, pudiendo elegir, optaron por la ratificación parlamentaria", aseguró.

Según el jefe del Gobierno, la ratificación por vía parlamentaria es "tan legítima y democrática" como en una consulta popular, antes de añadir que sería una "irresponsabilidad" contribuir a crear una "duda completamente infundada".

Los partidos de la oposición arremetieron en los últimos días contra esta posible decisión y recordaron que Sócrates incumpliría su promesa electoral de convocar un referendo.

El primer ministro y líder del Partido Socialista (PS) se defendió hoy al afirmar que con esta medida no viola su promesa, ya que el Tratado de Lisboa es tan sólo un documento reformador sobre un texto ya existente.

A pesar de estas críticas, el principal grupo de la oposición, el Partido Social Demócrata (PSD), a través de su líder, Luis Filipe Menezes, ya había declarado que está conforme con el Tratado de Lisboa y su ratificación parlamentaria.

El Partido Popular (CDS-PP) es favorable al contenido del tratado reformador de la Unión, aunque defiende la necesidad de convocar un referendo.

Por contra, el Partido Comunista Portugués (PCP) y el Bloco de Esquerda (BE) rechazan el documento acordado por los 27 líderes europeos el pasado 19 de octubre y exigen una consulta popular.

Portugal se suma así a la lista de 26 países que optan por ratificar el tratado reformador en sus parlamentos nacionales. Sólo que Irlanda se ve obligada constitucionalmente a convocar una consulta popular para decidir sobre este asunto.

Hungría fue el primer país de la UE en ratificar el tratado de reforma de la Unión, después de que la Cámara diese su visto bueno el pasado 17 de diciembre.

Con la ratificación parlamentaria, los estados miembros eluden los riesgos de un posible rechazo popular, tal y como sucedió en Francia y Holanda en 2005, lo que provocó una grave crisis institucional en la UE, que pudo ser solventada con el Tratado de Lisboa, firmado tras dos años de incertidumbre.