La UE y Rusia minimizaron ayer sus diferencias, aunque reconocieron que persisten, y relanzaron un clima de entendimiento y cooperación en la última cumbre de los dos gigantes europeos a la que asiste Vladimir Putin como presidente. Tras cinco horas de sesiones de trabajo en la localidad de Mafra (cerca de Lisboa), Putin, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el primer ministro luso, José Sócrates, exhibieron muchas sonrisas y se lanzaron los elogios suficientes para evidenciar que se ha ganado en cordialidad y voluntad de profundizar relaciones, sobre todo económicas.

Pero no salieron de la cumbre acuerdos importantes sobre las grandes cuestiones de la política internacional que enfrentan a Moscú y Bruselas, como Kosovo o Irán, o sus diferentes visiones del abastecimiento y la distribución de la energía. En el marco de la cumbre se firmaron varios acuerdos de colaboración sobre lucha contra las drogas y su consumo, un mayor acceso de las exportaciones de acero ruso a la UE, cooperación cultural y la puesta en marcha de un sistema de alerta para evitar problemas en el suministro de hidrocarburos rusos a Europa. En uno de los temas tradicionalmente espinosos de las relaciones, los derechos humanos, los tres políticos coincidieron en destacar la importancia de la propuesta hecha por Moscú en la conferencia para crear un instituto que promueva la observancia de esos derechos y que, según sugirió Putin, podría estar en Bruselas u otra capital.

Sócrates y Barroso consideraron muy importante esa actitud y el primer ministro socialista de Portugal, cuyo país desempeña la Presidencia semestral de la UE, destacó que es la primera vez que sale una idea semejante de una cumbre con Moscú.

Además, puso de relieve la decisión de Putin, que estimó igual de trascendente, de invitar a una misión de observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) a las elecciones rusas de los próximos meses. Putin y Sócrates, que se mostraron muy positivos a la hora de valorar el ambiente y los resultados de la reunión, opinaron que se han dado pasos importantes en la construcción de una relación más profunda entre las dos potencias.

Al igual que Barroso, ambos hicieron énfasis en el notable incremento de las relaciones comerciales ruso-europeas de la última década y en la necesidad de promover aún más las inversiones y la cooperación económica.