El liberal Rasmussen justificó la convocatoria, más de un año antes de que expire el plazo, por la necesidad de acabar con las especulaciones sobre los comicios, que circulaban ya desde el pasado verano.

Rasmussen resaltó también la necesidad de un "claro mandato" para sacar adelante una ambiciosa reforma del sector público y finalizar con los citados rumores que, según él, están perjudicando el trabajo diario de la cámara legislativa.

El dirigente liberal mencionó un plan de empleo, otro de política energética y uno económico hasta 2015 entre las iniciativas que el Gobierno considera que deben ser sancionadas por los electores.

Los últimos sondeos, realizados la semana pasada, apuntan a que la coalición gubernamental de liberales y conservadores, que dirige el país desde 2001 con el apoyo del ultranacionalista Partido Popular Danés, revalidaría la mayoría absoluta obtenida en los pasados comicios, celebrados el 8 de febrero de 2005.

El partido Nueva Alianza, una escisión del opositor Partido Radical Liberal dirigida por el popular político de origen sirio Naser Khader, podría jugar un papel clave, ya que las encuestas le atribuyen una decena de escaños.

En su comparecencia ante el Parlamento, Rasmussen resaltó que desde la llegada al poder de liberales y conservadores, Dinamarca ha vivido una etapa marcada por el crecimiento "estable y tranquilo", con cifras récord de ocupación y de reducción del desempleo, que atribuyó a su decisión de congelar los impuestos, en un país con una tasa impositiva mínima del 40 por ciento.

Rasmussen pidió a los daneses su apoyo para mantener la "seguridad" y la "estabilidad", así como la rígida política de inmigración instaurada desde su llegada al poder.