Integración, de hecho, ha sido una de las palabras más empleadas por la docena de ministros de Exteriores y otras autoridades iberoamericanas que han asistido a la Conferencia.

"La integración no es una posibilidad, es una realidad", dijo la viceministra de Relaciones Exteriores de El Salvador, Margarita Escobar, para quien es necesario "romper barreras" y "abrir fronteras".

Como ejemplo del camino hacia la integración, Escobar resaltó el próximo acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Centroamérica para estrechar una relación de región a otra región.

"Centroamérica ha escogido el camino de la integración" para luchar contra la desigualdad y hacer su economía competitiva en el mundo", secundó a Escobar su colega de Honduras, Milton Jiménez.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Jorge Taina, también destacó la integración como uno de los asuntos más importantes de la agenda latinoamericana y lo unió al del desarrollo de las infraestructuras.

"La integración pasa por la energía" y "por la creación de infraestructuras", comentó Taina que, además, estimó que un impulso económico para Latinoamérica se daría si la UE retirase los obstáculos que impone al comercio.

La cuestión energética estuvo especialmente destacada con la participación en la Conferencia de Fulvio Conti, consejero delegado de la compañía Enel, quien explicó que con la reciente adquisición del 67 por ciento de Endesa, su grupo se ha convertido en el primer operador en Latinoamérica.

Conti explicó que Latinoamérica es una región que crece energéticamente hasta el punto que "en los próximos veinticinco años hará falta invertir en el sector quinientos mil millones de euros".

Aún cuando parece haber un acuerdo sobre la cuestión de la integración, la discordia se produjo en cuanto a los distintos modelos.

Así, el viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Eumelio Caballero, aseguró que existen modelos de integración que buscan convertir a Latinoamérica en "una segura zona de explotación financiera y comercial, abastecedora de petróleo, gas, agua y biodiversidad".

Entre tales modelos, citó el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), al que opuso la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), que tiene como miembros a Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua y del que aseguró se basa en "la solidaridad de los pueblos".

Añadió que en el ALBA "el comercio y la inversión no son fines, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable".

La diferencia en los procesos de integración latinoamericana, entre los que también figura MERCOSUR, la anotó el presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF), Javier García, que moderó la sesión matutina en torno a "la cooperación económica y las redes materiales e inmateriales para la integración latinoamericana".

García aseguró que, dentro de esa diversidad de modelos de integración, "se plantea un gran desafío para encontrar un punto de convergencia. Es un gran reto, pero hay que trabajar sobre ello".

En ese sentido, el ministro de la Secretaría General de la Presidencia de la República Federativa de Brasil, Luiz Dulci, explicó el que puede ser ese punto de convergencia entre modelos al afirmar: "toda cooperación es buena, pero la mejor es un comercio internacional justo, luchando contra el proteccionismo".

Al igual que ayer, la cuestión de la desigualdad y la pobreza fue puesta de relieve por la mayoría de los intervinientes, como Ernesto Ottone, secretario ejecutivo adjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), quien indicó que esa situación se produce en un continente de ingresos medios, que si no alcanza los del mundo industrializado, tampoco es África.

Por ello, se hizo eco de las reflexiones de prácticamente todos los participantes en la Conferencia y exigió políticas que ayuden a reducir esa desigualdad, buscando un modelo de desarrollo que permita un crecimiento equitativo.