"Ha llegado el momento para el Consejo de Seguridad de poner fin a la venta y envíos de armas a un Gobierno que emplea la represión y el miedo para mantenerse en el poder", indicó ésta organización comprometida con la defensa de los derechos humanos.

En su comunicado, HRW identificó a China, India y a Rusia como los mayores proveedores de armas para el Ejército birmano, sosten de los generales que rigen el país desde hace 45 años.

"En vez de continuar protegiendo a los generales abusadores, China y Rusia deben unirse a otros miembros del Consejo de Seguridad para inutilizar todos los instrumentos de represión", añadió el grupo con sede en Nueva York.

El Ejército birmano, cuyas filas están integradas por unos 400.000 efectivos, libra desde hace medio siglo esporádicos combates con algunas de las guerrillas étnicas que mantienen la lucha armada con la finalidad de conseguir la autonomía o la independencia de los territorios en los que habitan.

Los militares también han sido los encargados de acallar con las armas las recientes manifestaciones en favor de la democracia, causando la muerte de diez personas, según fuentes oficiales, y de más de dos centenares, según los medios de la disidencia

La brutal represión ha provocado la repulsa internacional, aunque China y Rusia se han opuesto a la declaración de condena preparada por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido en el Consejo de Seguridad de la ONU, por considerar que contribuirá a que la Junta Militar birmana aumente su aislamiento del resto del mundo.