A su regreso a Rangún, la diplomática estadounidense declinó hacer declaraciones sobre la reunión en la nueva capital administrativa.

En el seno de la LND, la única formación política de la oposición que resiste a la intensa presión del Gobierno militar, y que ha sido diezmada de nuevo durante la ola de detenciones que siguió a las manifestaciones de la semana pasada, la oferta del "hombre fuerte" de Birmania no causó sorpresa alguna.

"No es viable, esa oferta va ligada a las mismas condiciones que el régimen militar ha reiterado una y otra vez", dijo a Efe Win Hlaing, parlamentario de la LND exiliado en Tailandia.

En un parte oficial emitido por la televisión estatal la noche del jueves, se anunció que el jefe de la Junta Militar, general Than Shwe, estaba dispuesto a reunirse con la líder de la oposición y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, si abandonaba su actitud de "confrontación" y cesaba de efectuar llamamientos a la comunidad internacional para que imponga sanciones económicas a Birmania.

"Dudo que Aung San Suu Kyi acepte esas condiciones", opinó el exiliado birmano.

La LND, que la Junta Militar califica de "irrelevante" para la sociedad birmana y acusa de servir a los intereses de las grandes potencias occidentales, condiciona el inició del dialogo con los militares a la puesta en libertad de Suu Kyi, sometida desde junio de 2003 a un arresto domiciliario que los generales prorrogan cada seis meses ignorando los llamamientos en favor de su liberación.

Según la versión del Gobierno birmano, Than Shwe comunicó el pasado martes al enviado especial de Naciones Unidas, Ibrahim Gambari, que Suu Kyi persigue la confrontación, la ruina de Birmania y la imposición de sanciones económicas y de otros tipos.

La oferta de la Junta Militar fue criticada por los grupos de exiliados y activistas de la coalición denominada Red Alternativa de la ASEAN para Birmania, que la calificó de "argucia" pensada con motivo de la explicación que Gambari debe dar al Consejo de Seguridad de la ONU sobre las conversaciones que mantuvo esta semana con los generales y Suu Kui, durante su reciente visita oficial a Birmania.

"Es una estrategia más para sacudirse de encima la presión internacional", dijo Debbie Stothard, coordinadora de la coalición, y quien precisó que las sanciones impuestas a Birmana "no responden a un deseo de Suu Kyi, son producto de los abusos cometidos por los militares".

Los países de la Unión Europea (UE) acordaron el pasado miércoles endurecer las sanciones contra el régimen birmano en respuesta a la violencia empleada para reprimir las manifestaciones pacíficas antigubernamentales.

Y casi una semana antes que la UE, el Gobierno de Washington aumentó sus sanciones y prohibió a catorce generales efectuar transacciones financieras con EEUU, además de congelar los posibles activos financieros que puedan tener bajo jurisdicción estadounidense.

La LND, con Suu Kyi al frente, venció por abrumadora mayoría las elecciones legislativas celebradas en 1990, y cuyos resultados nunca han sido acatados por los militares que gobierna el país asiático sin interrupción desde 1962.

Entretanto, en Rangún y otras urbes, continúa en marcha la operación desarrollada por las fuerzas de seguridad para detener a aquellos birmanos sospechosos de participar en las manifestaciones que fueron aplastadas a tiros y a golpes, o de colaborar en la filtración de información e imágenes de lo ocurrido.

Al menos 16 personas, entre ellas dos extranjeros y varios monjes budistas, han muerto en Rangún desde que, el 26 de septiembre, las autoridades reprimieron por la fuerza las marchas pacíficas antigubernamentales.

Las autoridades birmanas sólo admiten diez víctimas mortales, aunque la disidencia eleva el número a unos 200, además de 2.093 personas detenidas, de las que ya liberaron a 692.

Las manifestaciones comenzaron el 19 de agosto en protesta por la subida de los precios de los combustibles y se convirtieron, al encabezar los monjes budistas las marchas pacíficas, en la mayor movilización contra la dictadura militar en 19 años.