Durante todo el fin de semana se celebraron manifestaciones a favor del laicismo en Turquía, tras la primera ronda de votación parlamentaria en la elección presidencial, en la que el único candidato y ministro de Exteriores, Abdulá Gül, islamista del gubernamental Partido de Justicia y Desarrollo (AKP), no logró el apoyo necesario debido al boicot de los partidos de oposición.

Preguntado en rueda de prensa por estas protestas, el portavoz de la Comisión Europea, Johannes Laitenberger, se limitó a recordar que "el derecho a manifestarse es una libertad democrática".

El portavoz añadió que "la garantía de la democracia en Turquía debe dejarse en manos de las instituciones democráticas del país, tal y como lo establece la Constitución turca".

En este sentido, recordó que el Tribunal Constitucional de aquel país debe pronunciarse antes de la segunda ronda sobre un recurso de la oposición y recalcó la necesidad de que la corte pueda tomar sus decisiones "de manera independiente".

La oposición pidió al Tribunal que invalide esa primera vuelta, que se desarrolló sin su presencia en el Parlamento de Ankara, y supuestamente no contó con los dos tercios de votos requeridos para que sea legal.

También se pronunció el Ejército turco, que lanzó una dura advertencia defendiendo a ultranza la secularización en Turquía, motivo por el que el comisario europeo de Ampliación, Ollie Rehn, señaló que se debe "dejar los asuntos políticos en manos del Gobierno democráticamente elegido".

Las autoridades turcas llevan más de cuarenta años postulando su entrada en la UE, pero no fue hasta octubre de 2005 cuando se iniciaron las negociaciones de adhesión, primer paso de un largo proceso.