El presidente de Ecuador, Rafael Correa, acudió ayer a la apertura de las votaciones de la consulta popular para la instauración de una Asamblea Constituyente, en una ceremonia celebrada en la sede del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en Quito. Correa se mostró dispuesto a dimitir si no obtenía el respaldo popular en este plebiscito, mientras que la Organización de Estados Americanos (OEA) espera que Ecuador, tras la consulta popular que celebra ayer, ponga fin a la beligerancia política, que ha afectado al país en la última década, y que construya un proyecto de consenso. El resultado del escrutinio puede tardar varios días. Rafael Correa, ha pedido a las Fuerzas Armadas y a todos sus simpatizantes ayuda expresa para evitar que pudiese producirse un fraude en los comicios que determinarán la creación de una Asamblea Nacional Constituyente.

Así lo aseguró el jefe de la misión de observación electoral de la OEA, el chileno Enrique Correa, quien apuntó que si el pueblo ecuatoriano aprueba la Asamblea Constituyente que se decide en el plebiscito, ese foro debiera ser el punto de partida de un nuevo acuerdo político en Ecuador.

Casi 9,2 millones de ecuatorianos estaban llamados a las urnas para decidir si otorgan o no 'plenos poderes' a una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la actual Carta Magna, y darle así un respaldo definitivo al proyecto político del presidente Rafael Correa.

La consulta popular, la primera que se hace en Ecuador desde el comienzo de la democracia en 1979, se centra en una sola pregunta a la que los ciudadanos deberán responder 'Sí' o 'No': "¿Aprueba usted que se convoque e instale una Asamblea Constituyente con plenos poderes, de conformidad con el Estatuto Electoral que se adjunta, para que transforme el marco institucional del Estado y elabore una nueva Constitución?".

De llegar a ganar la opción afirmativa se procedería entonces a instalar una asamblea con 'plenos poderes' que estará integrada por un grupo de legisladores que serán elegidos a través de un estatuto que pondrá en "igualdad de condiciones" a los ciudadanos y a los partidos políticos. Estos asambleístas serán los encargados de reformar cada uno de los artículos de la actual Constitución.

Este ha sido el proyecto que Correa ha promovido desde que comenzó su campaña presidencial el año pasado y que ha generado enormes controversias en la vida política y social de Ecuador, ya que los detractores aseguran que se le estará dando toda la facultad al mandatario ecuatoriano para "moldear" el país "a su manera", ya que los tres poderes estarán sometidos a la autoridad de la Constituyente. Así, evocan la experiencia de Venezuela cuando el presidente Hugo Chávez en 1999 instaló una asamblea en la que reformó completamente la estructura política, económica y administrativa del Estado para reivindicar su idea del "socialismo del siglo 21".