Ahmadineyad, que anunció la semana pasada que los iraníes recibirían "pronto buenas noticias" sobre las actividades atómicas del país, acudirá mañana a la conmemoración de esa jornada en la central de enriquecimiento de uranio de Natanz, informaron hoy los medios de comunicación nacionales.

En los actos de celebración participarán además representantes de los países islámicos y los embajadores del Movimiento de Países No Alineados, según las mismas fuentes.

El Día de la Energía Nuclear marca el primer aniversario de la fecha en que los científicos iraníes consiguieron enriquecer uranio por encima del umbral necesario para producir combustible atómico para los reactores civiles (el 3,5 por ciento).

El 9 de abril de 2006 el presidente proclamó que el país había completado con éxito el ciclo de producción de combustible nuclear en laboratorio, lo que hacía de Irán uno de los nueve Estados atómicos del mundo.

Con motivo del aniversario, las autoridades de Teherán han invitado además a los medios de comunicación a la planta de Natanz para escuchar las revelaciones de Ahmadineyad, apenas dos semanas después de la última resolución de la ONU contra Irán.

Aunque se desconoce cuáles serán esas "buenas noticias", la agencia semi-oficial Fars afirmaba hoy que el presidente podría anunciar la instalación y puesta en funcionamiento de una cascada de 3.000 centrifugadoras en la planta de Natanz.

A bajos niveles, en torno al 3,5 por ciento, el enriquecimiento de uranio produce combustible para los reactores nucleares de uso civil, aunque a niveles muy altos, cercanos al 90 por ciento, puede proporcionar el núcleo de fisión de una bomba atómica.

De acuerdo con los últimos informes del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) la planta de enriquecimiento de Natanz dispone actualmente de 1.000 centrifugadoras en diferentes grados de instalación.

Irán había previsto instalar y poner en funcionamiento 3.000 centrifugadoras en mayo de 2007, pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU para que suspenda su programa de enriquecimiento de uranio.

En la última resolución del pasado 24 de marzo, el Consejo exige a Irán que suspenda sus actividades de enriquecimiento de uranio, así como la fabricación de un reactor de agua pesada, y aclare las dudas del OIEA sobre los fines pacíficos de sus actividades en esta materia.

Bajo el capítulo 41 de la Carta de la ONU, que no contempla la intervención militar, la resolución dictamina una serie de nuevas sanciones si el régimen de Teherán no cumple en 60 días con estas demandas internacionales.

Sin embargo, el ministro de Exteriores iraní, Manoucher Mottaki, ha declarado ya que la resolución va más allá del programa nuclear y recalcó que la "intimidación" no hará cambiar la actitud de su Gobierno.

Hoy mismo, el portavoz de Exteriores iraní, Mohammad Ali Hoseini aseguró que la suspensión del enriquecimiento de uranio "no está de ninguna manera en la agenda de Irán" porque "va contra las regulaciones del Tratado de No Proliferación nuclear (TNP)".

"No creemos que sea lógico hacer eso", dijo.

El portavoz confirmó que ha habido contactos en los últimos días entre el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana, y el negociador nuclear iraní, Ali Lariyani, pero recalcó que "la cuestión es que no se puede adoptar una doble actitud simultáneamente".

"El Consejo de Seguridad aprueba una resolución con sanciones mientras se intenta negociar al mismo tiempo", dijo y añadió que su país "no mantendrá conversaciones sobre sus derechos absolutos".

"Irán negociará sin ninguna pre-condición para despejar las ambigüedades y preocupaciones y para demostrar que no hay ninguna desviación en sus actividades nucleares", insistió y advirtió de que para poder continuar el diálogo se debe apreciar una "seria voluntad" por parte de Occidente de aceptar "los derechos inalienables" de su país.