Ministro del Interior y presidente de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), Sarkozy ha elegido una entrevista concedida a la prensa regional francesa, con 18,5 millones de lectores diarios, para hacer oficial lo que ya se sabía desde hace tiempo.

Todos dan por descontado que Sarkozy se impondrá en el proceso interno que culminará el 14 de enero próximo con la designación del candidato de la UMP al Elíseo y tendrá su apoyo financiero y organizativo.

Sólo la ministra de Defensa, Michele Alliot-Marie, podría hacer algo de sombra a su colega de Interior, aunque sin poner en cuestión su más que probable triunfo dentro del partido. Se espera que anuncie su candidatura en las dos próximas semanas.

Queda la incógnita de si el actual inquilino del Palacio del Elíseo, Jacques Chirac, optará a la reelección -las encuestas apuntan que una amplia mayoría de franceses desean que no lo haga- y ya dijo que no se pronunciará hasta el primer trimestre de 2007.

Sarkozy ha tomado lo que considera "la decisión de una vida" y se lanza a la campaña con un lema que quiere resumir su política: "La ruptura tranquila", que recuerda a la "Fuerza tranquila" con la que el socialista Francois Mitterrand ganó las elecciones de 1981.

Se trata de un "guiño" a los electores de izquierda, acompañado de un mensaje a las clases populares de que quiere hacer de Francia el país "en el que todo pueda ser posible" y se interesa sobre todo por los más frágiles y que piensan que "nunca hay nada para ellos".

En esto actúa como Segolene Royal, elegida en las primarias por los militantes socialistas hace dos semanas y que siempre incluye en sus discursos alusiones en favor de los desfavorecidos y por la igualdad.

En su discurso de investidura el pasado domingo, la primera mujer con posibilidades reales de ser jefe de Estado en Francia se hizo la abanderada de quienes "creen que no cuentan para nada" y se marcó un "deber de victoria para los millones de franceses que la aguardan, que esperan que se ponga fin a estas políticas de ruptura, de fractura, de inseguridad y de precariedad".

Royal también ha hecho suyos algunos temas tradicionales de la derecha, como la seguridad (con su propuesta polémica de encuadramiento militar para jóvenes delincuentes) y ha acuñado el eslogan del "orden justo".

Los dos políticos tienen edades similares (53 años recién cumplidos para Royal y casi 52 para Sarkozy) y son los grandes favoritos en los sondeos que desde hace semanas publican diferentes medios para jugarse la jefatura del Estado en la segunda vuelta, el 6 de mayo de 2007 (la primera será dos semanas antes).

El anuncio de candidatura de Sarkozy, que esta noche precisará su "visión" para Francia en un largo programa de televisión, no ha sorprendido a nadie.

La única duda que queda es saber cuándo dejará el Gobierno para hacer patente esa "ruptura" respecto a las figuras tradicionales de su partido, con Chirac a la cabeza.

El primer ministro y convencido "chiraquiano" Dominique de Villepin ha pedido al titular de Interior que reflexione acerca de esa retirada, de manera que quede garantizada la eficacia y estabilidad del Gabinete.

Sin embargo, Sarkozy ha asegurado que precisará la fecha después del congreso de investidura de la UMP el 14 de enero, ya que por ahora no quiere ser prisionero de un calendario demasiado rígido, pero ha aclarado que cuando los franceses acudan a las urnas él ya no será ministro.

Mientras, las encuestas apuntan que hay más franceses favorables a que Sarkozy mantenga su cartera, aunque esa tendencia va a la baja. Y la izquierda pide su partida de Interior ya mismo.

El paso dado por el titular de Interior ha sido elogiado por sus seguidores, mientras los chiraquianos señalan que contribuirá a fomentar el debate interno en el partido.

En la oposición, el líder del PS y compañero sentimental de Royal, Francois Hollande, ha rechazado el lema de "ruptura tranquila" de Sarkozy con el argumento de que lleva cuatro años y medio en el Gobierno y protagoniza una política de "agitación" nada tranquila.