Bush se reunió hoy con su Gabinete para analizar la situación, después de unos comicios que han dejado la mayoría de la Cámara Baja en manos de los demócratas, mientras que todo indica que está a punto de confirmarse su dominio también en el Senado.

Los demócratas basaron buena parte de su campaña electoral en las críticas a la política del Gobierno hacia Irak, donde permanecen desplegados cerca de 140.000 soldados de EEUU.

Desde el comienzo de la guerra han muerto en torno a 2.800 militares de esta nacionalidad en el país árabe.

Según explicó el presidente, junto a su Gabinete, en una breve declaración en los jardines de la Casa Blanca, "no importa de qué partido sea uno, todos tenemos la responsabilidad de garantizar que las tropas cuentan con los recursos y el apoyo que necesitan para imponerse" en Irak.

Por tanto, aseguró que está "abierto a cualquier idea o sugerencia que nos ayude a lograr nuestras metas de derrotar a los terroristas y garantizar el éxito del Gobierno democrático en Irak".

Bush, que tras el triunfo demócrata ha expresado su disposición a colaborar con la nueva mayoría, recordó que hoy almorzará con los líderes demócratas en el Senado y la Cámara de Representantes, con los que analizará el camino a seguir tras los comicios.

Además de Irak, repasarán la agenda legislativa que afronta el nuevo Congreso. Bush apuntó, entre las prioridades que va a plantear, la aprobación de la Ley de Vigilancia a los Terroristas y una nueva ley sobre energía.

El presidente subrayó también la necesidad de aprobar el pacto nuclear alcanzado con India en febrero pasado, para que ese país pueda tener acceso a tecnología atómica extranjera, y el visto bueno de EEUU a la entrada de Vietnam en la Organización Mundial de Comercio.