Además de los seis fallecidos, 25 palestinos resultaron heridos, algunos de ellos gravemente, por esquirlas de proyectiles israelíes.

Médicos palestinos dijeron que los muertos son cinco milicianos y un agente de la policía palestina, abatidos en enfrentamientos armados con soldados de las Fuerzas Armadas hebreas.

Según fuentes militares israelíes, los palestinos han empleado granadas antitanque y explosivos adosados al suelo en respuesta a la entrada de las tropas.

Los servicios de seguridad palestinos informaron de que más de veinte vehículos blindados israelíes, apoyados por helicópteros y aviones no tripulados, entraron en Beit Hanún por dos puntos distintos hasta coincidir en el centro de la localidad.

Asimismo, testigos indicaron que excavadoras militares arrasaron campos de cultivo en las inmediaciones y que un helicóptero aterrizó al norte de la ciudad, posiblemente con el objetivo de evacuar a posibles soldados israelíes heridos.

Por su parte, miembros de las Brigadas de los Mártires de Al Aksa reivindicaron la detonación de un explosivo de fabricación casera al paso de un vehículo blindado israelí.

El Ejército hebreo mató ayer a tres milicianos de Hamás cerca de la localidad de Jan Yunis y esta mañana ha irrumpido más al sur, en la zona de Rafah, que comparte frontera con Egipto.

En Jerusalén se reunirá hoy el comité parlamentario para asuntos de Seguridad y Exteriores para debatir, y probablemente aprobar, una serie de planes militares destinados a frenar la entrada de armas a la franja de Gaza, por medio de los túneles que conectan Egipto con Rafah.

El ministro de Defensa israelí, Amir Peretz, afirmó ayer que el Ejército no tiene intención de ocupar nuevamente la franja de Gaza aunque sí de continuar con operaciones con objetivos concretos.

El Ejército israelí teme la entrada en la franja de Gaza de granadas antitanque y antiaéreas, que puedan amenazar su superioridad militar sobre ese territorio.