A menos de dos semanas de que los líderes de los Veinticinco discutan en Bruselas qué hacer con el malherido proceso de ratificación de la Constitución de la UE, crecen las dudas sobre la idoneidad de mantener la agenda en sus términos actuales e ignorar los reveses de los referendos francés y holandés.

El primer ministro luxemburgués y actual presidente de la Unión Europea (UE), Jean-Claude Juncker, reiteró ayer que dimitirá si los ciudadanos de su país rechazan la Carta Magna en el referéndum que se celebrará, como estaba previsto, el próximo 10 de julio.

Según los últimos sondeos, la población luxemburguesa, de firme tradición europeísta, sigue siendo mayoritariamente favorable a la Constitución, si bien los partidarios del 'no' están ganando terreno. El efecto de arrastre de los 'noes' francés y holandés es aún más palpable en Dinamarca, donde cuatro sondeos hechos públicos ayer coinciden en que los detractores del Tratado superan por primera vez a sus defensores.

Tras Luxemburgo, Dinamarca sería el siguiente Estado miembro que sometería a consulta popular el texto constitucional, en un referéndum previsto para el próximo día 27 de septiembre, fecha confirmada ayer jueves por el primer ministro, Anders Fogh Rasmussen, "siempre que el proyecto siga adelante". La portavoz de la Comisión Europea (CE), Francoise Le Bail, renovó ayer su llamamiento a la "calma" y mantuvo su postura oficial en favor de que "los Estados miembros que aún no se han expresado (sobre la Carta Magna), puedan hacerlo".

Pero, consciente de que la decisión depende de las capitales y no de la Comisión, Le Bail subrayó que la prioridad pasa estos días por que ningún país se retire unilateralmente del proceso sin esperar a que los líderes adopten una decisión consensuada en la cumbre de los próximos 16 y 17 de junio. La atención se centra en el Gobierno de Tony Blair, quien presidirá la UE en el segundo semestre de este año y que, en caso de suspender el referéndum británico, anunciado para 2006, podría provocar un efecto dominó en los Estados que aún no se han pronunciado.

Londres aún no ha desvelado sus planes oficialmente, pero según publica hoy el diario británico Financial Times, habría emprendido ya una campaña de persuasión en las capitales europeas para promover la suspensión del proceso. Financial Times afirma asimismo que las dudas sobre la continuidad de la ratificación alcanzan también el seno de la propia Comisión Europea.