Siria es uno de los países más seguros de la región, en parte porque el aparato policial es omnipresente, y hay que remontarse hasta diez años atrás para encontrar ejemplos de atentados terroristas, en aquel caso no atribuidos a extremistas islámicos. El fundamentalismo islámico fue aplastado en Siria en 1982, cuando el ejército bombardeó por tierra y aire la ciudad de Hama, considerada un feudo de los Hermanos Musulmanes, dejando miles de muertos, aunque nunca se supo oficialmente el alcance de la operación ni el número de muertos. Desde entonces, el movimiento integrista está silenciado en Siria, lo que no impide que se hayan detectado fundamentalistas sirios luchando en Irak.