Pacientes crónicos: Entrevista al Dr. Ramón Delgado Lillo :: Prensa Ibérica

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Hablamos con el Dr. Ramón Delgado Lillo

Dr. Ramón Delgado Lillo

Jefe del servicio de Nefrología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid

¿Cómo están viviendo los pacientes con enfermedad renal crónica y trasplantados de riñón el brote de coronavirus en España? ¿Cómo impacta la covid-19 en este colectivo?

Lógicamente lo viven con mucha preocupación. Son pacientes de gran fragilidad porque la mayoría superan los 70 años y tiene mucha comorbilidad, es decir, suelen tener otras enfermedades que aumentan mucho el riesgo de tener una mala evolución si se contagian, como por ejemplo la diabetes y la hipertensión arterial. En el caso de los trasplantados se agrava el riesgo por el uso de inmunosupresores anti-rechazo que les hace más susceptibles a tener infecciones.

Pero el hecho de ser conscientes del riesgo que tienen ha hecho que sean muy cumplidores de las instrucciones que se les han dado. Todo el equipo de la Unidad de Diálisis ha trabajado mucho en informarles cómo tiene que protegerse para venir al Hospital y lo que tienen que hacer en casa.

Habrá que revisar todos los casos a posteriori y aprenderemos mucho, porque estamos viendo pacientes positivos asintomáticos, a pesar de tener mucha o poca comorbilidad. Estamos viendo pacientes más jóvenes que se recuperan y se negativizan sin grandes problemas, y claro, los pacientes muy mayores y con más comorbilidad que no lo superan. Es decir, lo mismo que en la población general.

¿Qué recomendaciones hacen los especialistas en Nefrología a este grupo de riesgo?

En una pandemia por un virus que no tiene un tratamiento específico y una alta tasa de mortalidad la mejor recomendación es el aislamiento. Procuramos darles la máxima información en un tono positivo y que sean conscientes del riesgo, sin llegar a producir miedo. La respuesta es muy buena y excepto algún caso aislado, los autocuidados que deben hacer se cumplen muy bien y respetan todas las normas a las que nos hemos tenido que adaptar.

Los riñones no se pueden poner en cuarentena y estos enfermos crónicos deben seguir acudiendo a los centros hospitalarios… ¿Tienen los centros y los servicios de Nefrología la capacidad para continuar ofreciendo sus servicios de calidad con seguridad y normalidad? ¿Qué protocolos de prevención y actuación que se han puesto en marcha en las unidades de diálisis?

Evidentemente, al contrario que en algunas especialidades, no podemos retrasar las intervenciones. Los pacientes tienen que seguir sus pautas de tratamiento porque en esto sí que “les va la vida”. Empezamos muy pronto con medidas de protección, cuando había pocos casos, pero se iban extendiendo rápidamente. Hemos tenido que aprender rápidamente y ha habido mucho intercambio de conocimiento entre todos los Centros de Diálisis del mundo, por lo que diseñamos unos circuitos seguros para la entrada y salida del Hospital, incluso estando nuestra Unidad en la zona “limpia” del Hospital. Dentro de la Unidad, se han mantenido las medidas de protección habituales, que son altas, intensificando los procesos de desinfección de máquinas, material y mobiliario. Para los pacientes, durante la diálisis, solo ha cambiado que están con la mascarilla todo el tiempo, no solo en la conexión y desconexión, como hacíamos antes.

Por otra parte, la Sociedad Española de Nefrología, además de iniciar un registro de casos del que podamos aprender para el futuro, ha puesto a trabajar equipos de reconocido prestigio que nos mantienen informados en esta avalancha de información científica. Se han creado Unidades de aislamiento para los pacientes positivos que, además de la diálisis necesitan el tratamiento de la covid-19, donde se extrema la protección del paciente y del personal que la atiende.

El punto importante para evitar la contaminación de la Unidad de negativos es la detección precoz de los posibles positivos. Es cierto que ha habido escasez de test de PCR y hemos tardado en poder hacer un chequeo general de todos los pacientes, pero en esos momentos nos hemos valido de cuestionarios de síntomas y toma de temperatura antes de entrar cada paciente, en las oportunas condiciones de distanciamiento. Ante la duda de posible contagio hacemos PCR y mantenemos al paciente aislado hasta que tenemos resultado. Ha funcionado bien, excepto para los pacientes portadores asintomáticos, que solo hemos podido detectar cuando pudimos hacer test a todos

Las citas semanales con las diálisis son imperdonables y estos procesos no se han frenado. Pero, ¿qué ha pasado con la donación y trasplante de órganos?

Esto es otra historia. Aún no he visto la estadística que nos da la Oficina Regional de Trasplantes sobre la actividad en estos meses, pero puedo imaginarla. Los Cuidados Intensivos han sido monográficos de la covid-19. A través de ellos se obtienen las donaciones y la infección activa es contraindicación de donación. No se si habrá hecho alguna donación de vivo, pero me imagino que la actividad ha sido casi nula. Es una pena que aparezca está muesca histórica en la preciosa curva ascendente de donación y trasplantes en España

Es importante que los pacientes no tengan miedo por acudir al hospital ante el riesgo de contagio ¿Temen un repunte de complicaciones o fallos renales a raíz de esta crisis sanitaria?

Nuestra actividad no ha parado, sí se ha enlentecido, pero hemos mantenido la atención telefónica con todos los pacientes con tratamientos activos que precisaban atención y hemos dispuesto de una zona “limpia” donde han seguido ingresando pacientes con patología renal.

Me preocupan mucho los pacientes que han tenido que pasar por UCI para tratamiento de la covid-19. Estos pacientes con afectación inflamatoria grave presentan daño renal agudo en muchos casos, de origen multifactorial, que en muchos casos puede suponer un daño crónico posterior. Tendremos que seguir de cerca la evolución de los que se han curado.

Algunos enfermos crónicos han denunciado estos días haber pasado a un “segundo plano”. Como nefrólogo, ¿qué les diría a sus pacientes?

No me consta esa queja. Todos sabemos que su tratamiento no puede parar y es vital. No se ha visto disminuido ni limitado y se les ha dado prioridad en todos los aspectos de sus necesidades. Se han hecho infraestructuras en tiempo record, como la habilitación de Unidades de aislamiento con las máximas garantías de calidad para el tratamiento y se han hecho circuitos para su protección y aislamiento de posibles contagios. Todo ello ha supuesto ciertas incomodidades para todos, pero lo han asumido muy bien porque saben que es en su beneficio. Por mi contacto diario con los pacientes renales, tengo la convicción de que saben que viajamos en el mismo barco y con la intención de protegerles en estas penosas circunstancias. Así me lo han hecho saber.