Ideas básicas para asegurar el futuro con una inversión rentable

Ideas básicas para asegurar el futuro con una inversión rentable

En la actual coyuntura, planificar un tipo de inversión adecuada a nuestras posibilidades y edad es una medida inteligente.

por María Torres

En tiempos de inflación, invertir es la alternativa para que los ahorros no pierdan valor, pero hay que seguir algunas normas básicas: no utilizar el dinero que se necesite a corto plazo, diversificar y marcar prioridades, y si es posible dejarse aconsejar por profesionales de confianza.

Invertir no es una tarea fácil, pero tampoco debe asustar. Lo primero que se recomienda es analizar la situación real para comprobar si podemos destinar una parte de los ingresos a asegurar el futuro de una manera general para alcanzar un objetivo concreto como mejorar la pensión, pagar la universidad de los hijos, reformar una vivienda etc. Porque en función de los objetivos a satisfacer, habrá que definir estrategias en cada caso.

Aunque parezca una obviedad, cualquier inversión que se acomete tiene un riesgo implícito, aunque sea muy bajo. Es importante tener presente que, a mayor rentabilidad esperada, mayor riesgo y claro está, mayor probabilidad de obtener pérdidas. Tal y como se recomienda desde Fundación MAPFRE: “es necesario proteger tu patrimonio frente a la inflación”. Y es que es fundamental tener en cuenta la subida de precios de productos y servicios durante un periodo determinado ya que afecta en gran medida a las posibles inversiones que se puedan realizar. Por norma general, si se cuenta con unos ahorros en el banco y no generan rendimientos, hará perder poder adquisitivo, ya que con el mismo dinero se podrán comprar menos cosas.

Inversiones rentables

No hay una única medida que tipifique lo que es una buena inversión. Una rentabilidad del 5% para una inversión a un año puede estar muy bien, pero ser insuficiente para una a 10 años. Por eso es tan importante el tiempo a la hora de invertir.

Si hubiese que buscar el mínimo que se debe pedir, este sería que superase el dato de inflación. La inflación afecta directamente a los ahorros y a las inversiones restando valor al dinero y beneficio a la inversión.

A modo de ejemplo, si se consigue una rentabilidad nominal del 1% para el dinero y la inflación es del 4%, en realidad se está perdiendo un 3% en términos reales.

A medida

Un consejo general es que se invierta lo que no se necesita o lo que se esté dispuesto a perder. La realidad es que toda inversión supone un riesgo (se puedes perder una parte del dinero, aunque rara vez todo). Por otro lado, sirve de marco general sobre la cantidad que se debe invertir.

La clave del asunto es averiguar qué cantidad de dinero no se necesitas. Es recomendable tener un colchón de dinero para afrontar gastos imprevistos y tener cierta estabilidad financiera para los momentos de caídas en los mercados (que los habrá).

¿Y de cuánto dinero hablamos? De entre tres y seis meses de los gastos fijos o, si se quiere tener mayor seguridad, de los ingresos. Es decir, si los gastos fijos son de 1.500 euros cada mes, se deberá reunir de manera orientativa entre 4.500 y 9.000 euros en ahorro antes de empezar a invertir.

Ventajas

Tener siempre un colchón financiero ayudará a:

  1. Afrontar gastos imprevistos sin tener que parar tu plan de inversión.

  2. Hacer frente a gastos no planificados sin tener que desinvertir en momentos de caídas en bolsa.

  3. Tener la seguridad de que se dispone de un dinero como margen de maniobra, pase lo que pase. Por eso mismo es importante que este fondo de emergencia esté guardado en un producto seguro y líquido. Es decir, en un producto donde no vaya a perder valor más allá de la inflación y al que puedas acceder con facilidad cuando se necesite.

  4. La cuantía de ese colchón, que es la parte del patrimonio que no estará invertida, puede cambiar según las necesidades y tu situación personal.

Invierte según objetivos (y su marco temporal)

La segunda variable para decidir qué cantidad de dinero invertir son los objetivos financieros y vitales y cuándo quieren alcanzarse. Esto afecta tanto al riesgo que se puede asumir como a la cantidad que es recomendable mantener invertida.

Es importante dividir las inversiones según su marco temporal entre el corto, medio y largo plazo. Para el corto plazo se tiene el colchón de emergencia o productos más defensivos como depósitos o PIAS conservadores, muy estables porque el objetivo es preservar tu dinero.

A medio y largo plazo es cuando se puede asumir más riesgos y buscar una mayor rentabilidad. De nuevo, conforme pase el tiempo y se acerque el momento de recoger los frutos de un plan de inversión, será cada vez más recomendable reducir el riesgo e incluso el capital.

Un caso práctico

¿Quién no está preocupado hoy por el importe de la pensión que dispondrá al hacerse mayor?

Lo primero en este camino es tener claro cuánto se necesitas para tener la jubilación que se quiere y, a partir de ahí, trabajar para conseguirlo. Lo más importante a la hora de seleccionar los productos de inversión es que estén enfocados en el largo plazo y que aprovechen el diferimiento fiscal. En otras palabras, que no haya que pagar impuestos de forma constante por ellos.

Ahí es donde aparecen opciones como una cartera de fondos de inversión, los PIAS, los planes de pensiones o los PPA. Todos ellos cuentan con sus ventajas y particularidades fiscales.

La regla del 120 para tomar tus decisiones

¿Qué dicen los números sobre cómo organizar las inversiones según la edad?

La norma general es la que ya te hemos adelantado y que se resume: Invierte a largo plazo y asumir más riesgo cuanto más joven eres.

La traducción es que las carteras más conservadoras tienden a incluir un porcentaje mayor de renta fija. Según se reduce ese porcentaje de renta fija aumenta el riesgo de la cartera, aunque también las potenciales ganancias.

¿Qué porcentaje de renta fija y renta variable deberías incluir en cada momento de tu vida? Una forma sencilla de hacerte una idea es la regla del 120 que se basa en una distribución concreta del porcentaje de renta fija y renta variable. Según la regla del 120, sólo hay que restar a 120 tu edad y así obtendrás el porcentaje de renta variable que debes incluir en tu cartera. En resumen, el riesgo recomendado según la edad.

Invertir no es fácil, pero ayudará a conseguir los objetivos de futuro sobre todo en un momento tan convulso como el actual, los planes de pensiones y los fondos de inversión son dos buenas apuestas.