Recordamos algunas de las cintas más destacada de la inmensa filmografía del intérprete aguileño. En estricto orden cronológico, viajamos desde sus inicios en los años cuarenta hasta su laureada madurez, pasando por Buñuel y clásicos intemporales como ‘Los santos inocentes’ y ‘La colmena’.
'El crimen de Pepe Conde' (1946). La primera
Paco Rabal se acercó al cine de una manera poco ortodoxa. No era estudiante de interpretación, sino ayudante de electricista, pero... ¿dónde? En los Estudios Chamartín. Eso le permitió aparecer como extra en películas como La rueda de la vida (1942), pero no fue hasta cuatro años más tarde cuando tiene lugar su primera aparición física reconocible en El crimen de Pepe Conde. Hacía también de ayudante, pero de mago.
'Historias de la radio' (1955). Locutor estrella
En el homenaje al medio radiofónico de José Luis Sáenz de Heredia, el murciano fue pieza fundamental. Cierto que la película se estructura como una sucesión de ‘viñetas’, de tres historias casi independientes, pero estas estaban entrelazadas por una voz en off y ciertos acontecimientos que sucedían en la propia emisora, como la trama romántica entre dos locutores, Carmen (Margarita Andrey) y Gabriel (Rabal).
'Nazarín' (1958). Buñuel, toma uno
Momento clave en su carrera. Luis Buñuel, el realizador más importante del cine español, andaba buscando un actor que encajara en el papel del padre Nazario, un humilde sacerdote que desea hacer el bien, practicar la caridad y vivir el evangelio, pero que es seguido por dos prostitutas. Se dice que el desempeño de Rabal en Historias de la radio (1955) le valió la confianza del exigente cineasta, que se encontraba en México, donde rodaron juntos el filme e iniciaron una gran amistad.
Viridiana (1961). Su obra culmen
Imprescindible. Tanto en la filmografía del aguileño como en la de su director, Luis Buñuel, lo que ya es mucho decir. También para la historia del cine español, obvio. Fue la segunda película que Rabal rodó junto el aclamado realizador surrealista -tras la citada ‘Nazarín’ (1958), de la que se considera continuación- y la primera en aparecer en todos los tops relacionados con el de la Cuesta de Gos. Está basada en la novela Halma, de Benito Pérez Galdós.
'A las cinco de la tarde' (1961). Crítica taurina
Hay que ponerse en situación: primeros años sesenta y Juan Antonio Bardem a la dirección. Paco Rabal encabeza un reparto en el que también figuran Núria Espert y Julia Gutiérrez Caba. Sobre el papel, una visión crítica del mundo taurino que parte del antagonismo entre dos toreros que intervienen en una corrida crucial para la carrera de ambos. Uno, ya en declive y temeroso; el otro, en la cumbre de su carrera.
'El eclipse' (1962). Éxito internacional
En la década de los sesenta, Rabal ya no solo era una estrella en nuestro país, sino también fuera de él. De ahí que a su puerta llamaran directores como Chabrol, Zurlini o Visconti. Sin embargo, su película internacional más recordada es El eclipse, del italiano Michelangelo Antonioni. Es la cinta con la que el cineasta alcanza la apoteosis de su estilo modernista, retomando sus temas favoritos (el distanciamiento, la incomunicación...), y el murciano formaba parte del trío protagonista.
'La religiosa' (1966). También en tierras francesas
Pero Rabal no solo trabajó en Italia. También lo hizo en Francia, y, aunque sin tanto éxito, formó parte de algunas cintas muy bien consideradas por la crítica. Es el caso de La religiosa, adaptación de la novela de Denis Diderot a cargo de Jacques Rivette. El filme se centra en Suzanne Simonin (Anna Karina), obligada por su familia a entrar en el convento de Longchamp, y fue nominada a la Palma de Oro.
'Bella de día' (1967). Hombre de confianza
La última película del binomio Rabal-Buñuel. En esta ocasión, no como protagonista, sino como secundario de lujo en una de las cintas más arriesgadas del cineasta. Bella de día incluía prostitución, sadomasoquismo, fetichismo, pedofilia, necrofilia... El rodaje -especialmente para la joven Catherine Deneuve (protagonista)- debió ser un tormento para los actores, pero la cinta se llevó el León de Oro.
'El Ché Guevara' (1969). El Ché murciano
Durante sus años de mayor exposición internacional, Paco Rabal rodó con un buen puñado de directores italianos -ya hemos citado a Antonioni-, facturando un buen puñado de películas a tener muy en cuenta. Otras fueron acogidas con mayor frialdad por la crítica, pero hay algunas que por su curiosidad merecen mención (y visionado). Es el caso de El ‘Ché’ Guevara, de Paolo Heusch, una de las primeras películas que tratan la figura del líder revolucionario. Rabal, por supuesto, hacía del argentino.
'Carga maldita' (1979). Su debut en Hollywood
A Paco Rabal le llegó la oportunidad de debutar en la meca del cine, Holywood, a finales de los setenta. ¿La película? Carga maldita, remake de El salario del miedo (1953), de Clouzot. ¿Su benefactor? Nada menos que William Friedkin, director de El exorcista (1973). De hecho el norteamericano ya quiso contar con el murciano antes, para la genial The French Connection (1971), pero no logró contactar con él.
'La Colmena' (1982). Un nuevo Paco
Durante años, el aguileño interpretó papeles de galán duro y enérgico, pero, con los años, supo rehacerse hasta el punto de disfrutar de una madurez brillante. Quizá uno de los mejores ejemplos de este nuevo Paco hay que buscarlo en La colmena, del cántabro Mario Camus. Aquí interpretaba a Ricardo Sorbedo, líder de una tertulia literaria de escasos vuelos. Decía su personaje que una novela debía tener introducción, nudo y desenlace; todo lo demás, «fraude y modernismo»
'Truhanes' (1983). Película y serie
Uno de los papeles que relanzó la carrera de Rabal en España fue el de Ginés Giménez, un ratero que se desenvolvía como pez en el agua en prisión y que sirvió protección a un caballero culto y sofisticado que había dado con sus huesos en la cárcel (Gonzalo Miralles, interpretado por Arturo Fernández). Tal fue el éxito del filme de Miguel Hermoso que diez años después se grabó una serie para televisión. Se emitió en Telecinco, repetía cast y funcionaba como secuela.
'Los santos inocentes' (1984). Milana bonita
Qué difícil es pensar en Paco y no ver al entrañable Azarías jugueteando con su grajilla, con su «Milana bonita». No en vano, su actuación en Los santos inocentes, de Mario Camus, le valió el premio al Mejor Actor en Cannes. Pasa por ser la película que mejor ha sabido trasladar a imágenes el universo de Miguel Delibes, y Rabal -un experto en la materia- tuvo gran parte de culpa.
'El disputado voto del Señor Cayo' (1986). Más Delibes
Dos años después de Los santos inocentes, Paco Rabal volvió a poner cara a otro de los personajes de Miguel Delibes. En este caso al señor Cayo, representante de una España rural y abandonada que retrataba el escritor en un libro homónimo mediante una absurda campaña de búsqueda de votos por parte de un candidato del PSOE (Juan Luis Galiardo).
'¡Átame!' (1989). Director con Almodóvar
Paco Rabal trabajó con los mejores cineastas de su generación, pero también con los de promociones posteriores. Y si en el cine español tenemos a un contemporáneo en el Olimpo del cine ese es Pedro Almodóvar, que reclamó los servicios de Paco para un secundario en ¡Átame! (1989). Eso sí, no un secundario cualquiera: aquí interpreta a Máximo Espejo, un viejo director postrado en una silla de ruedas.
'La Lola se va a los puertos' (1993). Junto a una diva
Paco Rabal fue testigo de excepción en el regreso de Rocío Jurado a la gran pantalla. En este filme de Josefina Molina, la tonadillera interpreta a Lola, que junto a su fiel guitarrista (José Sancho) parte en barco desde la isla de San Fernando a Sanlúcar de Barrameda para actuar en un tablao. Allí la protagonista se envuelve en una conflictiva relación con el rico hacendado Don Diego, al que da vida el murciano.
'Así en el cielo como en la tierra' (1995). Delirio cristinao
Rabal haciendo de San Pedro; Fernando Fernán Gómez, de Dios; Jesús Bonilla, de Jesucristo, y Quique San Francisco del Arcángel San Gabriel. Tras las cámaras, por supuesto, José Luis Cuerda, otro de tantos genios que no quiso perder la oportunidad de tener al aguileño bajo su mando. Una vuelta bastante heavy tras aquellos primer años de carrera en los que primaron en su filmografía cintas de corte católico (ortodoxo).
'Airbag' (1977). Cómo robar una película
Para finales de los noventa, Paco Rabal ya era un mito de la actuación; una leyenda viva con un aura especial. Pero no solo por lo que había hecho en el pasado, sino por lo que estaba haciendo en el presente. Así, en la delirante Airbag, de Juanma Bajo Ulloa, le valen apenas unos minutos como el mafioso portugués João Villambrosa para robarle la película a un joven Karra Elejalde.
'Pajarico' (1997). En casa
Sin duda alguna, Carlos Saura fue uno de los directores más importantes durante los últimos años de actividad del aguileño. Y aunque seguramente Goya en Burdeos (1999) sea la colaboración más aclamada entre ambos, juntos rodaron dos años antes una película particularmente especial para ellos: Pajarico. Para el realizador fue su filme «más sentimental» -lo que hoy definiríamos como ‘personal’-, mientras que para Paco supuso rodar en casa, en Murcia.
'Goya en burdeos' (1999). Goya por Goya
Es curioso, pero Paco Rabal no logró un premio a la mejor interpretación masculina por parte de la Academia Española de Cine hasta prácticamente su último gran papel protagonista. Fue en 1999 con Goya en Burdeos. Ya algunos años antes había interpretado al pintor en la serie Los desastres de la guerra (1983), pero fue de la mano del cineasta Carlos Saura y con un Francisco de Goya en su lecho de muerte cuando finalmente pudo alzar la ansiada estatuilla. Se hacía justicia.
Paco Rabal se acercó al cine de una manera poco ortodoxa. No era estudiante de interpretación, sino ayudante de electricista, pero... ¿dónde? En los Estudios Chamartín. Eso le permitió aparecer como extra en películas como La rueda de la vida (1942), pero no fue hasta cuatro años más tarde cuando tiene lugar su primera aparición física reconocible en El crimen de Pepe Conde. Hacía también de ayudante, pero de mago.