Alguien calificó una vez al público de Hombres G como «jóvenes sanos y sin complicaciones». Sea o no verdad, es evidente que, en un mercado discográfico necesitado de lindezas escapistas aptas para todos los públicos, el punk fue clave en la formación de la banda con su filosofía del hazlo sencillo y a tu manera. De hecho, David Summers, que por entonces tocaba el clarinete, cambió de rumbo tras ver la película The Great Rock and Roll Swindle (1980), dedicada a los Sex Pistols, y junto a su amigo de infancia Javi Molina (batería) y un punki llamado Pepe, formó el grupo Los Residuos, al que pronto se uniría Dani Mezquita (guitarra). 

Atiborrados de metafísica adolescente, tenían todas las de ganar, y más después del espaldarazo que supuso para ellos otro filme: Sufre, mamón (1987) –que dirigió Manuel Summers, padre del cantante– y el éxito de Matar a Castro, que la casualidad quiso que se convirtiera en hit para los anticastristas de Miami (a donde se enviaron treinta mil copias de las de antes). Los Hombres G –nombre sacado de los ‘G-Men’ de la película FBI contra el imperio del crimen– se convirtieron de la noche a la mañana en exitosos autores de canciones pasto de quinceañeras, estandartes de una música adolescente que, escudándose en su pretendida pubertad, no hicieron sino repetir fórmula una y otra vez. Vendieron nueve millones de discos, y su gran ‘pecado’ fue convertirse en los preferidos por los fans, haciendo olvidar a los Leif Garret de turno. Canciones como Estamos locos... ¿o qué?, Agitar antes de usar, Voy a pasármelo bien, Esta es tu vida o Historia del bikini mantuvieron viva la conspiración del acné, pero también iniciaron el recorrido inverso al del éxito. Ello desembocó en la disolución del cuarteto, y David Summers inició entonces una carrera en solitario con la que no logró reverdecer los laureles anteriores. De ahí que en 2002 los Hombres G volvieran a la actividad tras algo más de una década de letargo, conquistando el número uno con su décimo disco, 10. Los autores de Sufre mamón o Marta tiene un marcapasos querían demostrar su buena forma, y estrenaron nueva etapa: no renovaron con su discográfica y apostaron por colgar su música en Internet.

En los últimos años les ha llegado el reconocimiento en forma de premios, como el Grammy honorífico y una Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes (y la alegría de comprobar que siguen llenando auditorios). De todo eso y mucho más hablan en Nunca hemos sido los guapos del barrio, biografía en la que repasan cuatro décadas de trayectoria, con más de veinte millones de álbumes vendidos, desde sus comienzos como banda punk hasta su última gira, Resurrección, interrumpida por la covid-19. La pandemia dejó en barbecho la presentación del disco, pero no los paralizó. David Summers compuso otro, La esquina del Rowland («por donde quedábamos siempre al principio»), y otra vez están de gira, sin haber perdido el cariño de sus fans ni presencia en el panorama musical español. ¿Su próxima parada? Esta noche, en la Plaza de Toros de Murcia.

¿Cuándo? Hoy, 21.30 horas

¿Dónde? Plaza de Toros, Murcia

¿Precio? 27/32/37 euros