El cuerpo de un septuagenario aparecía en su casa de Los Garres, en Murcia, en marzo de 2020. Efectivos del Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social del Ayuntamiento de Murcia (Semas) y de la Policía Local hallaban los restos mortales tras dar los vecinos la voz de alarma: el cadáver estaba descompuesto, llevaba muerto al menos dos semanas. El pasado mes de abril, otro cadáver, también en avanzado estado de descomposición, era encontrado en su domicilio del barrio murciano de La Paz. Sus parientes estaban sin verlo desde principio de año y la muerte, reveló la autopsia, fue por causas naturales. Hace dos años, el cuerpo de un vecino de Jumilla acababa en la morgue tras pasar ocho días muerto en el sofá de su domicilio: era diabético y una hiperglucemia habría sido la causa del deceso.

Los tres óbitos están archivados como muertes naturales y nada hace sospechar que se trate de personas que voluntariamente decidiesen quitarse la vida. Lo que ocurre es que, según alertan psicólogos y criminólogos, hay un porcentaje de gente que «se deja morir» y cuyos decesos no constan en las estadísticas de suicidios. 

«No muestran señales de aviso, lo que resulta mucho más difícil detectarlo; utilizan menos la autolesiones, ya que prefieren acabar con su vida inmediatamente, y utilizan medios menos letales, en los que sufran menos», detalla el criminólogo Víctor J. Navarro, agente de la Policía Local de Cartagena especializado en suicidología, que es el estudio científico tanto del comportamiento suicida como de la prevención del suicidio. Desde el punto de vista de Navarro, «los actos suicidas son como resultado de una larga meditación y reflexión».

Dónde pedir ayuda. Si estás viviendo una crisis o tienes pensamientos suicidas puedes llamar al 112, donde un equipo de profesionales puede ayudarte de forma inmediata durante las 24 horas de todos los días del año. Además, puedes acudir a un centro de salud u hospitalario en busca de ayuda. El Teléfono de la Esperanza en Murcia, por otro lado, es el 968 343 400, y al otro lado del hilo hay siempre alguien dispuesto a escuchar e incluso, si se lo pides, a aconsejar.

Un total de 125 personas se quitaron la vida en la Región de Murcia en 2019, último año del cual el Instituto Nacional de Estadística (INE) dispone de datos. De estos 125 murcianos, 11 eran mayores de 80 años y uno mayor de 90. Son los suicidios que sí constan, pero ahí no se reflejan otras conductas, invisibles para las estadísticas, que llevan a vecinos a avanzada edad ya no a hacer algo para quitarse la vida, sino simplemente a dejarse morir, apuntan los expertos. 

El psicólogo clínico y psicoanalista José Ramón Ubieto, que este mes ofrecía un taller online titulado El suicidio. Un acto específicamente humano, organizado por el Colegio Oficial de Psicología de la Región de Murcia, considera que «los mayores se enfrentan a tres variables: el tramo final de una vida, a veces insatisfactoria, la degradación natural del cuerpo que, en algunos casos, puede agravarse por enfermedades graves e invalidantes y muchas veces una soledad no deseada o con precariedad económica». 

«La suma de estos factores los coloca en un estado de indefensión y desamparo que puede favorecer que no quieran seguir con su existencia por no considerarla una vida digna», hace hincapié el experto, en declaraciones a LA OPINIÓN.

Ubieto tiene claro que hay «una cifra oculta nada desdeñable» de personas que, por ejemplo, optan por no tomarse la medicación y dejarse morir. Se trata, tal y como indica el psicólogo, de «personas que ya no soportan la vida y dejan de medicarse, consumen cosas que no les conviene, se ponen en riesgo (accidentes de tráfico como peatones, caídas provocadas) o no piden ayuda en situaciones difíciles».

Al respecto, Víctor J. Navarro especifica que «las personas mayores, a diferencia de las más jóvenes, no acuden a un especialista para poder trabajar estas situaciones de estrés y depresión, lo que resulta muchas mas difícil poder detectar a tiempo un caso».

«Aunque a día de hoy aún resulta un tabú el hablar del suicidio, poco a poco debe ir cogiendo normalidad para que la prevención sea la mayor herramienta para reducir la tasa, siendo para ello importante el crear un plan nacional para la prevención del suicidio», considera el agente y criminólogo cartagenero.

El coronavirus hizo mella en la salud mental

El criminólogo Víctor J. Navarro recuerda que la covid «ha provocado un aumento considerable de las enfermedades mentales en diferentes franjas de edad».

«Sin duda uno de los colectivos mas afectados por este confinamiento ha sido el de los mayores, ya que han acentuado su soledad durante la etapa de confinamiento total, no pudiendo ver a familiares y a amigos», resalta el experto.

«Una soledad acentuada puede ser una señal de alarma importante, sobre todo en aquellas personas que viven solas, que experimentan con pensamientos suicidas», considera.