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La Opinión de Murcia
Ver galería >La Gran Vía caravaqueña vistió ayer sus mejores galas para acoger el gran desfile parada de Moros y Cristianos, en la celebración del 60 aniversario de la creación del Bando Cristiano, como entidad que se encarga de unir a todos las huestes cristianas. En 1959 se impulsó un sentimiento de agrupación para mantener vivo el festejo a través de kábilas moras y grupos cristianos. Por unas horas, la Ciudad Santa del Noroeste murciano se convierte en la Caravaca del sueño eterno, desprendiendo luz y color, en un evento que recuerda la historia de la población como parte del dominio árabe y después del reino cristiano de Alfonso X el Sabio. Las costumbres populares siguen más vivas que nunca en Caravaca, y buena prueba de ello fueron los grupos y kábilas que durante estas fiestas de 2019 estrenaron indumentaria: los grupos moros Halcones Negros del Desierto y su grupo femenino, Almorávides femenino, así como los grupos femeninos del Bando Cristiano Damas de San Jorge y Damas de Navarra.
Enrique Soler
La Gran Vía caravaqueña vistió ayer sus mejores galas para acoger el gran desfile parada de Moros y Cristianos, en la celebración del 60 aniversario de la creación del Bando Cristiano, como entidad que se encarga de unir a todos las huestes cristianas. En 1959 se impulsó un sentimiento de agrupación para mantener vivo el festejo a través de kábilas moras y grupos cristianos. Por unas horas, la Ciudad Santa del Noroeste murciano se convierte en la Caravaca del sueño eterno, desprendiendo luz y color, en un evento que recuerda la historia de la población como parte del dominio árabe y después del reino cristiano de Alfonso X el Sabio. Las costumbres populares siguen más vivas que nunca en Caravaca, y buena prueba de ello fueron los grupos y kábilas que durante estas fiestas de 2019 estrenaron indumentaria: los grupos moros Halcones Negros del Desierto y su grupo femenino, Almorávides femenino, así como los grupos femeninos del Bando Cristiano Damas de San Jorge y Damas de Navarra.
Enrique Soler
La Gran Vía caravaqueña vistió ayer sus mejores galas para acoger el gran desfile parada de Moros y Cristianos, en la celebración del 60 aniversario de la creación del Bando Cristiano, como entidad que se encarga de unir a todos las huestes cristianas. En 1959 se impulsó un sentimiento de agrupación para mantener vivo el festejo a través de kábilas moras y grupos cristianos. Por unas horas, la Ciudad Santa del Noroeste murciano se convierte en la Caravaca del sueño eterno, desprendiendo luz y color, en un evento que recuerda la historia de la población como parte del dominio árabe y después del reino cristiano de Alfonso X el Sabio. Las costumbres populares siguen más vivas que nunca en Caravaca, y buena prueba de ello fueron los grupos y kábilas que durante estas fiestas de 2019 estrenaron indumentaria: los grupos moros Halcones Negros del Desierto y su grupo femenino, Almorávides femenino, así como los grupos femeninos del Bando Cristiano Damas de San Jorge y Damas de Navarra.
Enrique Soler
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La Gran Vía caravaqueña vistió ayer sus mejores galas para acoger el gran desfile parada de Moros y Cristianos, en la celebración del 60 aniversario de la creación del Bando Cristiano, como entidad que se encarga de unir a todos las huestes cristianas. En 1959 se impulsó un sentimiento de agrupación para mantener vivo el festejo a través de kábilas moras y grupos cristianos. Por unas horas, la Ciudad Santa del Noroeste murciano se convierte en la Caravaca del sueño eterno, desprendiendo luz y color, en un evento que recuerda la historia de la población como parte del dominio árabe y después del reino cristiano de Alfonso X el Sabio. Las costumbres populares siguen más vivas que nunca en Caravaca, y buena prueba de ello fueron los grupos y kábilas que durante estas fiestas de 2019 estrenaron indumentaria: los grupos moros Halcones Negros del Desierto y su grupo femenino, Almorávides femenino, así como los grupos femeninos del Bando Cristiano Damas de San Jorge y Damas de Navarra.
Enrique Soler
La Gran Vía caravaqueña vistió ayer sus mejores galas para acoger el gran desfile parada de Moros y Cristianos, en la celebración del 60 aniversario de la creación del Bando Cristiano, como entidad que se encarga de unir a todos las huestes cristianas. En 1959 se impulsó un sentimiento de agrupación para mantener vivo el festejo a través de kábilas moras y grupos cristianos. Por unas horas, la Ciudad Santa del Noroeste murciano se convierte en la Caravaca del sueño eterno, desprendiendo luz y color, en un evento que recuerda la historia de la población como parte del dominio árabe y después del reino cristiano de Alfonso X el Sabio. Las costumbres populares siguen más vivas que nunca en Caravaca, y buena prueba de ello fueron los grupos y kábilas que durante estas fiestas de 2019 estrenaron indumentaria: los grupos moros Halcones Negros del Desierto y su grupo femenino, Almorávides femenino, así como los grupos femeninos del Bando Cristiano Damas de San Jorge y Damas de Navarra.
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La Gran Vía caravaqueña vistió ayer sus mejores galas para acoger el gran desfile parada de Moros y Cristianos, en la celebración del 60 aniversario de la creación del Bando Cristiano, como entidad que se encarga de unir a todos las huestes cristianas. En 1959 se impulsó un sentimiento de agrupación para mantener vivo el festejo a través de kábilas moras y grupos cristianos. Por unas horas, la Ciudad Santa del Noroeste murciano se convierte en la Caravaca del sueño eterno, desprendiendo luz y color, en un evento que recuerda la historia de la población como parte del dominio árabe y después del reino cristiano de Alfonso X el Sabio. Las costumbres populares siguen más vivas que nunca en Caravaca, y buena prueba de ello fueron los grupos y kábilas que durante estas fiestas de 2019 estrenaron indumentaria: los grupos moros Halcones Negros del Desierto y su grupo femenino, Almorávides femenino, así como los grupos femeninos del Bando Cristiano Damas de San Jorge y Damas de Navarra.
Enrique Soler
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