Fiestas de Primavera

La amenaza de lluvia no frena a los huertanos en el Bando

Miles de murcianos abarrotan las calles, las barracas, y los parques antes de que comience el gran desfile

Los huertanos se refugian de la lluvia.

Los huertanos se refugian de la lluvia. / Juan Carlos Caval

Alejandro Lorente

Alejandro Lorente

La música electrónica y los botellones, como los de La Fica, no son la única manera de disfrutar la fiesta. Hay otras formas de estar en el Bando, más, tradicionales y familiares. Un Bando de degustación de productos típicos, exaltación de las tradiciones murcianas y del orgullo sin complejos de ser murciano. Y eso se ha podido ver en las principales zonas verdes de la ciudad, plagadas de barracas y barras donde vuela la cerveza. Así ha sido durante buena parte del día, hasta que la lluvia ha hecho acto de presencia a partir de las 14.30 horas, lo que ha obligado a cientos de huertanos resguardarse donde han podido. Algunos han apurado los últimos bocados, mientras que otros han buscado cobijo en un bar o en los portales. A otros no parecían importarles demasiado y han seguido celebrando el día grande como si nada. A media tarde, las débiles precipitaciones han dado una tregua y el solo ha vuelto a salir, tímidamente.

Antes de la lluvia, en La Seda, podían verse a muchas familias con niños pequeños o adolescentes. Santiago tiene 34 años y es de Cieza. “Un año más, pues nos unimos a esta celebración; mis abuelos por parte de madre son de aquí, y siempre hemos tenido esa tradición de pedir el día libre y disfrutar de este día en la capital; para mí no es una fiesta local sino de toda la Comunidad”. A su lado, su pareja, Isabel, asiente y añade que ella creció en el barrio del Carmen. “Fui a las Carmelitas y hace cinco años nos mudamos a Cieza, pero el Bando lo llevas dentro; me acuerdo que hace dos años no pude venir y fue uno de los días más tristes de mi vida” indica la mujer, que porta un carrito y dentro un bebé de casi 4 meses, ya pertrechado con un minúsculo chaleco, fajín y pañuelo. “Mi niño ya es todo un huertano”, indica sonriendo.

"¿Quieres algo, tenemos de todo?", nos preguntaba Paco, un elegante huertano que nos saluda con el ala del sombrero y vecino de unos 60 años del barrio de La Paz. Nos habla subido a un pequeño carromato tirado por una moto, repleto de productos típicos de la huerta y sí, tiene razón, porque no le falta de nada: salchichas secas, chorizos, habas, morcillas y longanizas. Dentro va su mujer, ‘la Carmencica’, a la que preguntamos a dónde se dirigen. “Ah, ¿quién sabe? Recorremos el centro y repartimos alegría, hasta que el cuerpo aguante”, asegura ufana la Carmencica.

El Consistorio murciano ha hecho este un gran esfuerzo por diversificar la fiesta y ha complicado a los huertanos que busquen un espacio libre de actuaciones o actividades. En la calle Basabé, en el entorno del teatro Romea, dan la nota los sardineros, que ya calientan para su gran fiesta del sábado con diversas actuaciones. 

La plaza Santo Domingo, donde también bulle de alegría, el protagonista ha sido el baile, gracias a la Escuela de Folklore Caldo de Pésoles, la Asociación Etnográfica la Hijuela y la Cuadrilla de Patiño.

El Malecón ha sido otro foco caliente del Bando de la Huerta, sobre los jardines se posan los manteles y aquí también muchas familias han disfrutado del día mientras se ha podido. “Estamos aquí para ver, si la lluvia lo permite, el campeonato de bolos huertanos, en uno de los equipos que participan está mi tío, pero no sabemos si se suspenderá, han dicho que puede caer la mundial”, afirma David, un joven de unos 27 años, residente en Beniaján.

La plaza Circular no se queda atrás en cuanto a actividades: plantación de árboles, manualidades de primavera y juegos tradicionales.

A partir ahora todos los ojos puestos en el cielo ante la amenaza de que el mal tiempo pueda suspender el gran desfile de carrozas del Bando de la Huerta.

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