El centro de Murcia se cubrió de pétalos con el tradicional desfile de la Batalla de las Flores esta tarde. A las seis comenzó a sonar la música bailable y verbenera que acompañaría a las carrozas desde Alfonso X hasta la Calle Sacerdotes Hermanos Cerón, donde las flores que componían las estructuras encontraron un nuevo hogar entre los asistentes al desfile, que a su comienzo se arremolinaban en la sombra del ‘Tontódromo’. 

El grupo de majorettes que abría la marcha lanzaba bastones y destellos bajo la mirada de un enorme pavo real de hojas de palma y flores moradas, junto a una libélula de caña que agitaba sus alas entre las farolas. El fuerte sol sobre la ciudad hacía brillar las margaritas amarillas que daban forma a un pollito que salía de su cascarón flanqueado por dos enormes y frondosos dinosaurios sobre ruedas. Las Reinas de la Huerta y sus damas se abanicaban contra el calor, lanzando confeti desde la carroza de la Federación de Peñas Huertanas.

Uno de los grupos de baile del desfile de la Batalla de las Flores Juan Carlos Caval

Las terrazas en la confluencia de Alfonso X y Santo Domingo estaban abarrotadas de visitantes buscando una vista privilegiada de las figuras florales que se pasearon por las calles del centro de la Murcia. Sin embargo, las familias congregadas en los márgenes del recorrido hicieron que desde las terrazas se pudiera ver solamente lo que sobresalía por encima de sus cabezas: damas victorianas con inmensos miriñaques que ondeaban sus velos, altísimas mantis religiosas ondeando sobre zancos y reflejándose en los escaparates y otros personajes de cuentos de hadas.

La música de las diferentes agrupaciones de baile se mezclaba, dando lugar a bailarinas vestidas con una cascada de pétalos moviéndose al ritmo de una versión de La Primavera de Vivaldi con extra de ritmos latinos. A su alrededor, seres del bosque con tocados de hojas y plumas se movían entre aplausos de los asistentes, lanzando centelleos sobre las fachadas de la Calle Alejandro Séiquer, siguiendo su recorrido hasta cruzar el río.