El año que el obispo no pidió a la Virgen de la Fuensanta por la lluvia, La Morenica cruzó el valle hasta su Santuario en Algezares amenazada por un manto fino de agua que caía sobre Murcia. Las gotas despuntaban en la madrugada sin dejar entrever que fuera un problema para el momento de la Romería, pero el cielo encapotado sobre la ciudad mandaba alertas durante todo el recorrido. Horas antes, cuando el sol no se dejaba ver todavía, Murcia amanecía entre dos tipos de peregrinajes: quienes, ataviados con ropa deportiva, caminaban hasta la Catedral para acompañar a la patrona, y los universitarios que cerraban las discotecas y partían hacia sus casas. Hay quienes, como Luis Martínez, dejaban atrás la fiesta en Centrofama para vivir un ‘after hour’ religioso en Belluga.

El calor asolaba la Catedral en una misa marcada por la normalidad, sin mascarillas, pero con abanicos y sudor. Los viejos ventiladores del templo apenas movían el aire pero la devoción iba por delante. Muchos feligreses se situaban en el lateral del altar, tras la talla de la Virgen, para «estar más cerca de ella; no sé si después podré seguirle el ritmo», decía entre susurros María Ángeles, que llegaba temprano de Santo Ángel para coger sitio.

La Catedral albergó a cientos de fieles en la misa de despedida

«Caminemos con ilusión y esperanza», pedía José Manuel Lorca Planes, obispo de la Diócesis de Cartagena. Dos palabras que serían el centro de su discurso más alejado de la rama religiosa. En una breve referencia a la amenaza de lluvia, la máxima autoridad de la Iglesia en la Región comenzaba señalando que «los meteorólogos han anunciado tiempos difíciles».

No solo estos profesionales, señalaba a continuación, han realizado previsiones pesimistas: «Los políticos nos han anunciado tiempos difíciles para este otoño y este invierno», en relación a la crisis económica derivada de la inflación de precios y la subida del coste de los recursos energéticos. «No tengáis miedo, tened calma. Vivid siempre en que la confianza de nuestro Señor, que está cerca de nosotros, nos cuidará. Estamos realmente dispuestos a enfrentarnos a una nueva peregrinación, la del día a día de nuestra vida, la de las dificultades que nos puedan venir. Pero con confianza caminamos tras los pasos de María».

La Morenica congregó a centenares de murcianos en la plaza Belluga, minutos antes de iniciarse el traslado

Lorca Planes demandó a los cientos de romeros que escuchaban atentos no caer «en el pesimismo». «Hemos pasado una pandemia, con la separación de nuestro seres queridos. Confiamos en el Señor para no tener dificultades ni problemas», al tiempo que pidió «no bajar la guardia». Las palabras parecieron reconfortar a María, de Santa María de Gracia, quien no tiene todas consigo para pasar unos próximos meses tranquilos.

La misa, que necesitó de 20 sacerdotes para repartir hostias entre los asistentes, terminó con el himno a la Virgen de la Fuensanta, con un sonoro aplauso final que sirvió de aviso para los congregados en la plaza Belluga. La Morenica daría una vuelta final por las naves laterales de la Catedral para salir por una de las puertas laterales de la fachada, ya que la principal se encuentra cerrada y acordonada debido a la caída de cascotes que ha sucedido en el último año.