El casco antiguo recupera cifras de ocupación anteriores a la pandemia, aunque lo hace con orden, el que impera y que obliga a que los comensales no puedan consumir si no lo hacen sentados frente a una mesa. La ampliación de las terrazas y de las mesas y sillas de cada establecimiento de hostelería han posibilitado dar respuesta a un mayor número de lorquinos y visitantes. A pesar de ello, en los primeros días de feria se ha colgado el cartel de ‘completo’ y para el próximo fin de semana los hosteleros aventuran que las reservas están a punto de agotarse.

Quedan, como contaba el presidente de la Asociación de Hosteleros de Lorca (Hostelor), Jesús Abellaneda, los primeros días de la semana para disfrutar de cierta «tranquilidad», porque el próximo fin de semana se espera intenso. Y todo ello, a pesar de que estas jornadas gastronómicas no se celebran este año bajo el epígrafe de ‘Feria de Mediodía’. Precisamente, para evitar situaciones como las vividas antes de la pandemia en que miles de personas se daban cita por todas las calles y plazas del casco antiguo para comer, beber y bailar al ritmo de la música.

El cierre de muchas calles al tránsito de vehículos ha convertido el centro de la ciudad en una isla destinada únicamente a los peatones. Bares, restaurantes, cafeterías, pastelerías, heladerías... han sacado sus mesas y sillas ampliando sus terrazas para posibilitar servicio a un mayor número de clientes. «Por ahora, todo parece ordenado. No se han dado masificaciones de público y se está respetando el uso de la mascarilla y la obligatoriedad de consumir sentado en una mesa», afirma el concejal de Festejos, José Ángel Ponce, que pide «prudencia» a todos para los días que aún están por venir.

Las jornadas en torno a mesa y mantel comienzan en el aperitivo y terminan bien entrada la tarde

La masiva presencia de público estos días lleva a un mayor tránsito por la zona comercial de la ciudad. Se espera que se incremente el consumo en los comercios tradicionales, como se está viendo en carnicerías, pescaderías, fruterías, verdulerías y otros establecimientos que surten las cocinas de restaurantes y bares. Y la salida a las calles también ha llevado a cierto movimiento en las tiendas de ropa, calzado, peluquerías, maquillaje... «La gente tiene ganas de salir y de estar guapa», reconocía Diego Re, peluquero de la calle Pío XII, en el centro de la ciudad.

Y muchos han encontrado estos días un trabajo como cocineros, camareros, operarios de limpieza, dependientes... Los establecimientos de hostelería han ampliado su plantilla, lo que ha beneficiado a muchos lorquinos. «La ampliación de las terrazas lleva a precisar de más personal, no cabe dudas», reconocía el presidente de los hosteleros.

Las tareas comienzan bien temprano en el centro de la ciudad. De madrugada, la empresa municipal de limpieza Limusa recoge los residuos de los contenedores y papeleras, pero también limpia las calles para que todo esté a punto para el montaje de las terrazas a primera hora. Y los camiones de reparto no cesan en su ir y venir abasteciendo a bares y restaurantes de bebidas y otras mercancías. En pocas horas todo tiene que estar a punto, porque el centro vuelve a cerrarse al tráfico para posibilitar el paseo de lorquinos y visitantes.

Camareros y cocineros del chiringuito de Coros y Danzas Virgen de las Huertas. Pilar Wals

Los que también están haciendo su particular ‘agosto’ son los establecimientos hosteleros de la periferia. «Muchos prefieren zonas más tranquilas donde no se agolpe tanta gente», señala Jesús Abellaneda. Esta situación ha llevado a que esos restaurantes alcancen cifras «poco habituales» desde antes del inicio de la pandemia. La zona comercial junto al Santuario Patronal de la Virgen de las Huertas, la avenida de Europa, San José y La Viña están recibiendo su ‘particular’ cuota de clientes estos días.

La recogida no se está alargando tanto como lo hacía en años anteriores a la pandemia. El ‘tardeo’ acaba mucho antes que cuando el aperitivo se enlazaba con la comida y las copas hasta la madrugada. Tampoco se ven zonas masificadas como ocurría antes. «Vuelvo a repetir que estamos muy agradecidos por cómo se está comportando todo el mundo», reitera el presidente de los hosteleros. Los empresarios del sector se muestran contentos con la respuesta del público. «Va a permitir a muchos levantar cabeza, porque llevan muchos meses prácticamente sin trabajar». 

Viandas lorquinas en el ferial

Un camarero camina entre las mesas de las terrazas de la Corredera. Pilar Wals

Salchichas, pancetas, sobrasadas y lomos en el Huerto de la Rueda

No hay mejor placer que visitar el ferial, montarse en las atracciones y terminar la noche cenando en los chiringuitos. Este año se ha reducido considerablemente el número, pero su gastronomía sigue siendo insuperable. Las viandas lorquinas a base de salchichas, pancetas, sobrasadas, lomos, pinchitos y chorizos son un ‘subidón’ de colesterol que de cuando en cuando agradece el paladar.

Entre los que se han instalado este año está el de Coros y Danzas Virgen de las Huertas. Con una tarifa que va desde uno a cinco euros ofrece una carta repleta de exquisiteces entre las que no faltan las típicas patatas asadas con ajo, magra al vino y albóndigas en salsa.

Una legión de jóvenes del grupo trabajan de cocineros, camareros, fregaplatos y limpiadores. Cada consumición les acerca un poquito más al destino del próximo festival al que acudirán, ya que todas las ganancias van para financiar esos viajes y los proyectos que llevan a cabo durante todo el año.