La amenaza de lluvia ha sido la gran protagonista del desfile de Doña Sardina 2015. Desde primera hora de la mañana, los cielos encapotados han echado para atrás a muchos curiosos, pero la ilusión de los más pequeños, ansiosos cazadores de regalos, ha podido más que la previsión del tiempo. Los paraguas y la ropa de abrigo contrastaban con el colorido de los carros, los disfraces y los puestos de globos y chucherias; las charangas, dispersas por el centro de la ciudad, ponían banda sonora a un día triste y gris.

Porque esa ha sido una de las características de este ensayo oficioso del entierro de esta noche. El establecimiento del Espacio Sardinero en el Cuartel de Artillería no ha calado entre los diferentes grupos, que han preferido cambiar de centro de operaciones en una mañana improvisada. La Plaza de la Flores, la catedral, Santo Domingo, etc. Los focos de carros y charangas estaban repartidos por todo el centro de la capital, repartiendo sonrisas, luz y color en calles y callejuelas, haciendo, como suele decirse, la guerra por su cuenta. No ha sido hasta la una pasadas del mediodía cuando los sardineros han decidido arrancar, confluyendo todos, como no podía ser menos, en Alfonso X, donde la fiesta, como el confeti, ha estallado por fin inundando de color una mañana gris.