La selección española disputa este miércoles 23 de junio a las 18 horas su tercer partido en la Eurocopa y lo hace ante un rival como la selección de Eslovaquia, mucho más peligroso de lo que su nombre y su historia pueden sugerir.

Los eslovacos, que marchan segundos de grupo con tres puntos tras la disputa de las dos primeras jornadas, son un combinado que ha demostrado ser ordenado, compacto, y al mismo tiempo con las suficientes bazas ofensivas como para crear peligro a cualquier gran selección.

Al observar al combinado dirigido por Štefan Tarkovič, lo primero que llama la atención es un histórico como Marek Hamšík, futbolista con más de 120 partidos con la elástica nacional, que llega al torneo con 33 años, lejos ya de su mejor versión, pero con capacidad para quebrar defensas como en sus días de fútbol más brillante.

Sin embargo, Eslovaquia es mucho más que Hamšík. Partiendo desde atrás, el equipo cuenta con un portero de probada solvencia como Martin Dúbravka, fijo en el Newcastle de la Premier League y muy seguro a lo largo de los primeros partidos del torneo.

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El puntal de su defensa es el central del Inter Milan Škriniar, que forma dupla con un hombre menos reconocido en el panorama internacional como Ľubomír Šatka. Flanqueándoles, suelen partir dos veteranísimos como Peter Pekarík por la derecha y Tomáš Hubočan por la izquierda.

En la sala de máquinas, otro hombre que pasa sobradamente la treintena como Juraj Kucka es un fijo, acompañado probablemente por Patrik Hrošovský o Jakub Hromada. Robert Mak suele partir desde uno de los costados, siendo más variable la otra posición junto a Hamsik, siempre por detrás de Ondrej Duda como punta de ataque, pese a no ser un nueve clásico.