Realmente creo que solo unas cuantas personas llegan a entender que vivir es mucho más que pasar por la vida.

Antonio Joaquín Avilés Miñano, familiarmente conocido como Antoñico del Cojo de la Asunción, es posiblemente, la personificación de esa filosofía, de esa inquietud de mente, de ese ‘vivir exprimiéndole vida a la vida’.

A poco que lo tienes delante enseguida entiendes que no es un hombre al uso; fuerza, carácter y una vitalidad que casi hacen burlas a los años, juegan al escondite con aquel eterno niño lleno de bondad y humilde añoranza.

Fiel heredero de unos principios y valores, que, para él, llevan nombre propio: Antonio y Dolores, sus padres.

Forjó su infancia con la convicción de que la persistencia y la perseverancia junto con la generosidad y la entrega son los mejores pilares para formarse.

Y su espíritu, a caballo entre lo indomable y lo disciplinado, le llevaron a ser un visionario, un emprendedor, un ‘quijote’, pero sin triste figura y con unos ‘molinos’ que nunca fueron gigantes ante su determinación.

Después de una primera formación académica en el Instituto Laboral Arzobispo Lozano de Jumilla y con su título de ingeniero técnico industrial conseguido en Cartagena, sin dejar atrás su aportación a la patria en las Milicias Universitarias, su grado de sargento y sus aventuras y desventuras en el ámbito castrense, Antonio decidió enfocar su futuro en sintonía con sus estudios y cargado de esa característica vitalidad se trasladó a Madrid, donde comenzó su andadura profesional como empleado en Klimat, empresa dedicada al aire acondicionado. Tras tres años, en los que llenó su mente de aprendizaje, entró como director en una nueva empresa llamada Nueva Mecánica.

Posteriormente, su siguiente proyecto fue Interclisa, empresa líder europea en la fabricación de equipos de aire acondicionado. Vino después la creación de Técnicas Enológicas empresa en donde Antonio encontró un proyecto innovador fruto de sus primeros estudios vinícolas y su posterior formación empresarial, haciendo instalaciones de control de la temperatura de fermentación en las bodegas de todas las zonas vitivinícolas españolas.

Ocho años cargados de ilusión y proyectos

Y de ‘quijote’ a ‘Robin Hood’, un Robin Hood del calor, porque en sus propias palabras: «Cogía el calor de donde sobraba y lo llevaba donde faltaba» y es de ese concepto de donde surge la creación de Universal Pool, empresa dedicada a la fabricación e instalación de unidades para la climatización de piscinas.

Pero su inquietud profesional no le permitió nunca estancarse, así que sumó a su trayectoria varios negocios de restauración a través de la empresa Las Cucuyas… de cuyo nombre resulta inevitable acordarse… y una empresa vinícola llamada Ardila Española…

Exitoso empresario, polifacético, dinámico y audaz, pero cuando tienes a Antonio delante, lo que ves es algo que hace mucho más grande a la persona, su humanidad y su autenticidad…. y esa sencillez propia del niño que aún conserva. Un niño que regresa al lugar que lo vio nacer, el pueblo que rozó sus rodillas entre juegos de infancia… el pueblo que nunca dejó de sentir en sus venas y de latir en su corazón… su Ricote. Y es que Antonio, como buen ricoteño, regresa a las calles… los aromas… los paisajes que marcaron sus retinas… como quien vuelve a su raíz y a su origen y lo hace en paz y con la calma de quien amainó las velas… pero solo para disfrutar del resto del viaje.