Albudeite, 1 de enero de 2020

Querido amigo Alberto Guillamón Salcedo:

Aunque espacialmente mis noticias y muestras de afecto te lleguen inesperadas, cierto es que el recuerdo de los momentos compartidos juntos, en especial en nuestro Ricote el pasado verano, durante la feliz presentación del hermoso libro ''Ricote, un paraíso al pie de los Almeces', ocasión que hizo nos reuniéramos tantos amigos y familiares, pueblo en general y personalidades artísticas, literarias y políticas; acaso en irrepetible acontecer.

Amigo mío, quiero hacerte llegar noticia de dos libros recientemente descubiertos por mí, diferentes, más con nexo en el tema morisco. El primero, 'Romancero de Romances Moriscos', es un facsímil de 1828, relativo al original, compilado, «añadido y enmendado» por Pedro Flores, e impreso por Juan de la Cuesta en Madrid (1614). En el prólogo se indica: «En un tiempo en que la Europa parece disputarse á porfía la adquisición de todas nuestras obras de literatura y bellas artes, y cuando cada día se van agotando las impresiones de nuestros buenos poetas, nos ha parecido vergonzoso no tratar de reimprimir á lo menos algunas de aquellas que nos hacen más honor. No hace mucho tiempo los ingleses han comprado a peso de oro y extraído una infinidad de rarísimos Cancioneros y Romanceros, que es verisímil que no volveremos a recuperar.

Los pocos que ya quedan sufrirán igual suerte; y antes de muchos años tendremos que acudir a las bibliotecas extranjeras, si queremos estudiar las obras que nos pertenecen «Del Romancero General, los romances moriscos y reunidos en el libro deberían atenderse en nuestras universidades y colegios para su junta difusión€ Por ejemplo, este fragmento: ¿Por qué, señores Poetas,/ no volvéis por vuestra fama;/ pues en común vuestras obras yo no sé quién os las mancha? / Mal parece que estáis mudos/ cuando inocentes os llaman,/ y acudiendo á los demás/ dejáis vuestras propias causas. / Un miembro de vuestro gremio,/ que jamás un Judas falta€»

'La huella morisca' de Antonio Manuel, profesor, jurista y escritor y activista, comprometido con la causa morisca actual, fue redactor de la Declaración de Chauen y promotor de la iniciativa para la equiparación jurídica de los descendientes de morisco-andalusíes para la adquisición preferente de la nacionalidad española. Nacido en Almodóvar del Río, Córdoba, 1968, este joven escritor y luchador de causas imposibilizadas pero posibles, cierra su libro con una adenda que contiene el interesante 'Testimonio del morisco Muley Francisco Núñez (1567)', impagable texto acerca del episodio más dramático de nuestro pasado morisco: su expulsión€

Deseo, Alberto, decirte que me encantó tu familia: tu esposa, hijos, nueras y nietos, tus amigos cercanos; tu exquisito trato para con mis entrañables, la familia sobreviviente de José Candel Guillamón, 'El Chapeta': Araceli López Moreno, su viuda, su hija, hijo y nieta. Sé que proteges sus intereses humildes. Ellos tiene un pequeño patrimonio que mantienen con dificultad y ardua tarea: su molino hidráulico, acaso de origen morisco. Yo ya le he pedido a nuestra pintora Guillermina Sánchez Oró su atención del enclave; para que así pueda quedar detenido en el tiempo de su pintura, antes de que una fatal especulación allane su idílico espacio que hasta ahora parecía intemporal.

Me despido, amigo mío, hasta muy pronto, con esta cita del antes mencionado escritor cordobés, Antonio Manuel, al comentar un pasaje cervantino (el encuentro de Sancho Panza con el morisco Ricote), que así dice: «Si en el Quijote se encuentra camuflado un aluvión de señales moriscas, los diálogos entre Calixto y Melibea encubren un completo catálogo de huellas conversas y marranas. Zonas comunes judeomulsumanas como la exaltación de la sensualidad y el erotismo frente al pecado del sexto mandamiento. Y caracteres puramente judíos como la garantía del sustento para mejor vivir en libertad. Sólo hay que aprender a leer entre líneas. Y sonreír». (pág. 75)

Un abrazo de tu siempre afecto

Alisios Zapata.