La pequeña figura humana incluida en el pictograma representativo de la Asociación Cultural Sancho de Llamas, similar a las que se encuentran en las pinturas rupestres prehistóricas, nos llevó a pensar que los ricoteños de la hermana asociación se habían excedido en su diseño. Pronto pudimos comprobar que nuestro primer pensamiento era erróneo y que tenían toda la razón para incluir la figura esquemática.

La noche del 21 de agosto de 2012, tras la conferencia de Jesús Joaquín López Moreno sobre las fortalezas del Valle de Ricote en los Veranos Culturales de la Villa, tuvimos conocimiento de la existencia de una estación de arte rupestre en Ricote. Nuestra sensibilidad en el tema fue el motivo para que el amigo Dimas Ortega López nos mostrara las figuras ricoteñas.

Él tenía la garantía de que la Asociación Cultural 'La Carrahila', que había descubierto pinturas rupestres en la Sierra de la Pila (Abarán) siete años antes, no divulgaría el lugar donde se encontraban, con el objeto de evitar posibles actos vandálicos, que lamentablemente suceden más veces de las que quisiéramos. La visita se realizaría cinco días después. A simple vista y con la emoción contenida, pudimos identificar hasta seis figuras esquemáticas de color rojizo sobre un único panel pétreo.

Sabiendo de la importancia de este bien patrimonial y con el beneplácito del cronista oficial, denunciamos esta nueva estación a Miguel San Nicolás del Toro, por entonces jefe del Servicio de Patrimonio Histórico de la CARM, Miguel no tardaría en acudir a Ricote (30 agosto de 2012). Lo sorprendente para nosotros fue que abrió la posibilidad de que la adscripción cultural de estas pinturas fuese mucho más reciente en el tiempo, coincidente con un periodo histórico, probablemente medieval. Esta misma reserva fue manifestada por otros reconocidos investigadores con posterioridad.

Y es que, a pesar de que las figuras y la técnica aparentemente usada para representarlas pueden corresponderse con el arte prehistórico mencionado, es cierto que algunos de los motivos son especialmente singulares y su morfología poco frecuente en el arte esquemático (cruciformes, tectiformes y, en especial, las bases triangulares de algunas figuras). Esto, unido a la rica historia medieval de Ricote, hace que sea sensato tener algunas reservas, en primera instancia, hacia su adscripción cultural y temporal.

Esta fue la causa del comienzo de un estudio que incluía rastrear la bibliografía en busca de paralelismos entre las figuras ricoteñas y otras bien estudiadas de cualquier lugar de la península. La motivación estaba clara, si las pinturas de Ricote eran prehistóricas, este pueblo pasaría a formar parte de los municipios con Patrimonio de la Humanidad, ya que el arte rupestre del arco mediterráneo está así declarado desde el año 1998. Nuestro trabajo consistió también en fotografiar y medir todas las figuras del panel, estudiar su entorno geográfico y su contexto arqueológico, que no está exento de evidencias prehistóricas.

Las pinturas se dan en una pequeña oquedad, formada por una visera rocosa, de 70 cm de profundidad, 70 de anchura y el doble, aproximadamente, de alto, constituyendo una especie de hornacina o altar. Cuatro de las figuras aparecen bien definidas, otras dos se distinguen con mayor dificultad, pudiéndose intuir algunas muy borrosas.

Otras posibles figuras podrían existir bajo una colada de calcita del lado derecho del panel, que impide una óptima visión. En general, lo expuesto de su localización y la naturaleza de la pared de roca (calcarenita del Mioceno) hacen que su conservación no sea buena y, por tanto, sea muy importante su estudio y documentación.

De las cuatro figuras visibles con mayor facilidad, destacan dos cruciformes con una base inferior triangular. Dadas en posición superior, se pueden asociar a representaciones humanas: la de mayor tamaño (24 cm de altura) se estructura en un característico rectángulo, mientras que la menor (12 cm de altura) constituye un claro cruciforme. Como hemos mencionado, estas morfologías podrían también asociarse a representaciones cristianas y, por tanto, no prehistóricas.

Ante la falta de una datación absoluta, nos centramos en la búsqueda de paralelos estilísticos que permitiesen relacionarlas con otras bien identificadas cronológicamente. Así, encontramos un elevado grado de concordancia morfológica con una figura localizada en el Abrigo de los Escolares (Santa Elena, Jaén), que aparece junto a otras claramente asimilables al arte esquemático prehistórico. En Roca II Morro del Puente (Almadén, Ciudad Real) se dan morfologías casi idénticas a las de Ricote, añadiendo aquí la correspondencia en cuanto a la posición espacial de las figuras.

En ambos ejemplos, la localización de los paneles pintados es en paredes rocosas con escasa protección, apenas una visera, siendo similar al panel de Ricote. Aún existe mayor similitud con la morfología del abrigo III de Cañaica del Calar (Moratalla), en forma de altar. Encontramos otros paralelismos en las pinturas del Poyo del Medio de la Cimbarra (Aldeaquemada, Jaén) y en los grabados de Vilches (Jaén) y Ayora (Valencia), a los que se les ha atribuido una cronología prehistórica.

El resto de figuras visibles en el panel nos remiten a morfologías mucho más frecuentes y objetivamente encuadrables en el horizonte prehistórico de las pinturas esquemáticas, como son las figuras en forma de letra griega phi y los llamados serpentiformes.

En cuanto a las formas triangulares, pese a ser comunes en este horizonte esquemático, sobre todo en forma de bitriangulares, su asociación con las formas cruciformes es algo que da identidad individual a este conjunto.

Tuvimos la oportunidad de dar a conocer estas descripciones en dos conferencias de José María Gómez Manuel en Ricote: una el 22 de agosto de 2013, en los Veranos Culturales de la Villa, y la otra el 17 de octubre de 2015, con ocasión de una exposición sobre el arte rupestre regional que acogió la biblioteca municipal, bajo los auspicios de la Concejalía de Cultura representada por José María García Avilés.

De éste partió la iniciativa de un sugestivo proyecto, todavía por ejecutar, para poner en valor las pinturas rupestres de Ricote con la ayuda de los expertos profesionales en fotogrametría y recreación prehistórica de la Sociedad de Estudios Historiológicos y Etnográficos de las Tierras Altas del Argos, Quípar y Alhárabe, a cuyas riendas están Pedro Lucas Salcedo y Teresa Fernández Azorín. Con ellos, la Asociación Cultural 'La Carrahila' mantiene una interesante colaboración.

Esperemos que todos estos esfuerzos fructifiquen muy pronto en la posibilidad de que este Patrimonio Mundial pueda ser mejor conocido y valorado por un gran número de personas, dentro y fuera de Ricote.