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Cuando todo indicaba que el Lorca FC iba a desaparecer, llegó la mano salvadora de un empresario madrileño, Roberto Torres, que le ha dado el oxígeno suficiente para, al menos, seguir enganchado aunque sea en Tercera División. Los lorquinos descendieron deportivamente a Segunda B y por la vía administrativa a Tercera. Genbao ya ha vuelto a sus aposentos chinos. En el mal recuerdo están Joaquín Romeu, Bin Wan y Paco Zaragoza. Estos últimos han escrito una de las páginas mas negras de los más de cien años de historia del fútbol lorquino.

Torres, quien compró por un euro el club a Genbao, colocó a Tato de entrenador y éste empezó a dar forma a una plantilla que está en plena construcción tanto en número de efectivos como en el apartado físico. El equipo empezó a trabajar con pocos jugadores a falta de diez días para el inicio liguero. No hay mal que por bien no venga ya que todo el protagonismo lo van a tener los chavales de la cantera. Hasta ocho lorquinos podrán demostrar que tienen condiciones suficientes para competir con el equipo de su ciudad.

Este Lorca Fútbol Club, que ha pasado del fútbol profesional al de Tercera División en un tiempo récord, tendrá por fin ADN lorquino.