Los jóvenes de hoy poseen los niveles de estudios más elevados de la historia de España, según se desprende de un estudio realizado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), en el que también se recoge que, aunque la formación ha avanzado durante la crisis, el abandono escolar, los desajustes en competencias y el paro limitan el aprovechamiento del esfuerzo educativo.

Así, el 41% de los jóvenes de 25 a 34 años ha completado estudios superiores, 14 puntos más que entre los mayores de esa edad; mientras que el 12% carece de estudios obligatorios, casi 20 puntos menos que entre los mayores de esa edad.

Sin embargo, el documento apunta un retraso en la realización de estudios secundarios postobligatorios, a consecuencia del elevado abandono temprano de la educación al concluir la enseñanza obligatoria en la formación. Así, atendiendo al nivel máximo de estudios terminados, en España los jóvenes de 16 a 34 años con enseñanza secundaria postobligatoria suponen en torno al 30%, mientras la media de la UE es del 45% y en Alemania supera el 50%.

Asimismo, el texto recoge que en este ámbito se han logrado avances durante la crisis, al reducirse en 10 puntos porcentuales la tasa de abandono educativo temprano (porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que no están estudiando ni han terminado estudios postobligatorios). Esa mejora se ha derivado en parte de los efectos negativos de la crisis en la probabilidad de empleo de los jóvenes, que los incentiva a seguir estudiando. Pese a ello se mantiene una diferencia de más de 10 puntos porcentuales respecto a la media de la UE (21,9% vs. 11,1%), aunque esa distancia era de 17 puntos al comienzo de la crisis y se ha reducido.

La formación de los jóvenes, según indica el estudio, no ha evitado los problemas de inserción laboral, y la tasa de paro de los universitarios menores de 35 años ha llegado a situarse por encima del 20%, 13 puntos por encima de los niveles previos a la crisis, aunque por debajo de las cotas máximas de crisis previas.

Además, también se desprende que las mejoras en los niveles de educación completados se han traducido en un aumento de las competencias de la población. Los resultados más recientes de las pruebas internacionales de evaluación de competencias de la población adulta (PIAAC) indican que solo Corea del Sur supera a España en el incremento de competencias de la población de 16 a 24 años respecto a la de 55 a 65 años.

El documento expone que, pese a esos avances, se mantienen "diferencias sustanciales" en competencias respecto al conjunto de países avanzados, incluso entre los más jóvenes. El 80% de esas diferencias pueden atribuirse al menor nivel de competencias de los jóvenes españoles a igualdad de nivel educativo completado. El 20% restante es provocado por los menores niveles medios de estudios en España que en otros países.

En definitiva, el informe señala que pese a los avances conseguidos, se aprecian problemas para aprovechar eficazmente la inversión en educación. A ello contribuyen las deficiencias en los resultados del proceso educativo, que comienzan en los niveles educativos iniciales y persisten en posteriores niveles de enseñanza, así como el mal funcionamiento de las instituciones laborales y el uso que hacen las empresas de los recursos cualificados.

Además, la escasez de competencias dificulta la empleabilidad de parte de los graduados y la productividad y competitividad de las empresas. A su vez, las altas tasas de paro, el frecuente recurso al contrato temporal y la utilización de trabajadores cualificados en puestos inadecuados, lastran la adquisición de competencias en el puesto de trabajo por los graduados, que ven cómo su capital humano se deprecia por estas circunstancias laborales.