oli Sánchez Carreño, de la cabila femenina de Halcones Negros, fue elegida presidenta del Bando Moro para los dos próximos años, siendo la primera mujer que ostenta ese cargo. Como miembro de la familia de Paco Pim, conoce a la perfección las Fiestas de Caravaca y con su junta llega dispuesta a darle el impulso que necesita.

«Lo que es evidente y notorio», afirma, es que estas celebraciones necesitan «un empuje, sobre todo los moros y cristianos», si bien es consciente de que «empezaron otras personas en el Bando por prohibir que salieran los niños, y a esa generación la hemos perdido, se han ido a otras cosas». «Hay que evolucionar teniendo en cuenta que todo debemos hacerlo de acuerdo con las normas y los ritos que se establecen en torno a la Cruz», apunta a la hora de referirse al futuro de las Fiestas.

Una de las primeras acciones que se llevaron a cabo cuando asumió el cargo es la elección de Abul Khatar como Moros del año. «Pensamos que qué mejor que darle el premio a una cabila que, al fin y al cabo, somos los que organizamos las Fiestas. Coincidía con el sesenta aniversario de los Abul Khatar y la elección era la natural», señala.

Asimismo, se refiere al motivo que le llevó a aspirar a la presidencia del Bando Moro: «Me costó, pero siempre he acudido a las asambleas y un grupo que nos conocíamos de vernos en las asambleas, al ver que nadie se decidía, empezó a calentarme la oreja. Fíjate si me costó que no presenté la candidatura hasta el último día».

Una vez proclamada presidenta, valora la evolución de la mujer en las Fiestas de Caravaca de la Cruz. En este sentido, considera que «ahora participa de igual a igual, pero a muchas cabilas femeninas les costó porque los hombres no estaban por la labor. No solo los mayores. Fíjate cómo son las cosas que gracias a Paco Pim, mi padre, y a Tomás Rubio, dos fundadores, pudimos salir las Halcones porque convencieron al resto».

Tampoco pasa por alto las dificultades a la hora de encontrar Sultanes por el alto coste económico que supone. Es por ello que la junta se propone ayudarles en la medida de lo posible, por ejemplo, facilitando «algo de vestuario para quien quiera salir». «Qué más quisiéramos a no ser que tocara la lotería, pero que quien salga no tenga que ser una persona con dinero. Estamos en ello», añade Loli Sánchez, que para este año vaticina un número muy similiar de moros en las Fiestas: «Hay cabilas que han disminuido en componentes y otras en cambio que vuelven, como las esclavas rifeñas, que el año pasado tuvieron que salir con los rifeños al no ser suficientes. En cambio, las Odaliscas Nazaríes han tenido que pedir una excelencia».