Adrián Caparrós conoce como nadie al Bando Cristiano, al que ya representó como presidente en los años 1996 y 1997. No solo el bando sino las genealogías de quienes lo conforman, por lo menos desde la renovación de la Fiesta. Y hablando así de padres y de hijos, casi por azar, la primera pregunta que surge está relacionada con el sesenta aniversario de la Soberana Orden del Temple y él, que es Templario, se adelanta a la segunda pregunta sobre un hecho que muchos caravaqueños desconocen: los estatutos del Bando Cristiano, que a diferencia de los del Moro no permiten nombrar grupos o entidades, tan solo personas, como Cristiano del Año.

Y Templario es el Cristiano del Año, Juan Antonio Aznar Pérez, aunque tantos méritos atesora durante tantas décadas que lo extraño es que no haya sido reconocido antes, pero no solo por los cristianos ya que desgrana Adrián Caparrós sus muchos cargos y sus muchos logros en el Bando Cristiano y en el Caballista, en la Comisión de Festejos y en la Cofradía, de la que fue tesorero.

La siguiente pregunta obligada es sobre la elección de María Victoria Blanc y José Antonio Martínez-Iglesias como Infantes de Castilla: «Fue una cosa prácticamente hecha con los antecedentes que tenían los dos en la familia. La madre de ella, Templaria, fue reina en mi anterior etapa como presidente. El abuelo de él participó en la fundación tanto de los Templarios como de los Arqueros».

«La suya fue una presentación sencilla, sobria, como solemos hacer las cosas los cristianos, pero que gustó mucho». Como también vio más concurrido el Baile del Cristiano que otros anteriores, señal de que se están haciendo bien las cosas.

En las Fiestas pasadas destacaron sus reyes, Rubén y Carolain. «Su puesta en escena fue impresionante pues los caballos los llevan como nadie. Yo montaba también de joven, pero nada que ver. A la belleza de la reina se le une el porte del rey, se nota que son pareja. Han demostrado ser unos reyes de muchísima categoría. Muy cuidadosos con todos los detalles. Los dos, pero ella especialmente, quiere las Fiestas y se ha hecho querer por todos los festeros. Llevo muchos años en ellas y no he visto ninguna otra reina tan atenta como ella, cómo se para a saludar o a echarse fotos con todo el que se lo pide. No es que otras no lo hicieran. Rubén te lo imaginas como debieron ser los reyes de verdad. Mis sensaciones con ellos, con los anteriores reyes, es la de que estamos recuperando el tiempo perdido para poner el Bando Cristiano aún más alto», explica Adrián Caparrós, que añade: «Creo que es una opinión generalizada en los dirigentes festeros la necesidad de atraer de nuevo a la juventud a los bandos cristiano y moro».

Asimismo, reconoce que «hay algo previo que ha costado entender, que los Caballos del Vino no son nuestro enemigo, no se trata de quitarles a ellos caballistas para engordar nuestras filas». «A partir de ahí, tenemos que conseguir que no nos vean como caciques€ porque no lo somos. Tomamos decisiones, porque para eso nos ha elegido. Quizá no seamos grandes renovadores (otros que nos sigan tal vez lo sean) pero cualquier cristiano tiene los mismos derechos que nosotros y tienen voz los jóvenes y los adultos. No vaya a ser que con 14 años abandonen el Bando Cristiano nuestros hijos. Fue un acierto el que a partir de una determinada edad volvieran a desfilar con nosotros. Llevará tiempo, pero creo que es el camino correcto. Como también el que nos conozcan, el acudir a donde nos pidan para enseñarles nuestros ritos, la Jura, el Parlamento, etcétera», prosigue el presidente del Bando Cristiano, que confía en que los caravaqueños «sean muy felices y disfruten de estas fiestas con los amigos y con la familia». «Para nosotros, mi deseo es que cuando acaben muchos de los que nos vean quieran salir con el Bando Cristiano», señala.