La entrada en vigor en 1986 de la Ley de Aguas, en el marco de la Constitución española que hoy cumple 40 años, supuso «un hito en la concepción y gestión del recurso hídrico que aún hoy en día se continúa implementando». Así lo recuerda Mario Urrea, presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), un organismo para el que «alcanzar la seguridad hídrica asociada a los procesos productivos vinculados al recurso, así como el buen estado de las masas de agua» continúan siendo «los desafíos permanentes».

Se cumplen 40 años de la Constitución Española, ¿cuáles eran los retos de la CHS en aquella época?

Al igual que la sociedad en general, la CHS se adaptaba a los principios democráticos de la Constitución, sin olvidar la gestión del recurso hídrico y en particular la defensa frente a avenidas. Hacía pocos años que una riada había supuesto una devastación en la zona de Puerto Lumbreras. También acababan de finalizar las obras del acueducto Tajo-Segura y estábamos esperando la llegada de las primeras aguas, que darían un impulso social y económico al sureste español.

Las inundaciones han sido un problema recurrente en la cuenca del Segura. ¿Qué supuso el Plan de Defensa de Avenidas que se diseñó en esos años?

Básicamente ha supuesto seguridad tanto de las personas como de los bienes. El río Segura y sus afluentes han pasado de ser algo temido por los ciudadanos a ser un ecosistema para disfrutar. No obstante, aún quedan actuaciones por realizar, básicamente en la zona del Guadalentín, que en 2012 padeció un episodio de inundaciones muy grave.

Un año después de aprobarse la Constitución llegan las primeras aguas a través del acueducto Tajo-Segura, ¿qué importancia tiene esta infraestructura?

Esta infraestructura ha sido el motor del cambio socioeconómico del sureste español. No ha habido en España una infraestructura hidráulica que haya supuesto para un territorio tan extenso y una población tan numerosa un impulso así, que haya permitido paliar el desequilibrio hídrico entre territorios.

En la actualidad, la contribución del ATS es esencial en los usos de abastecimiento y regadío, confirmándose como una parte del 'mix' de aguas que se gestionan para atender las demandas (que incluyen aguas desaladas y reutilizadas), aunque sigue constatándose un déficit estructural.

¿Cómo ha evolucionado la CHS en estos 40 años?

La Confederación Hidrográfica del Segura ha evolucionado paralelamente a como lo ha hecho la sociedad. La entrada en vigor de la Ley de Aguas, en 1986, supuso un hito en la concepción y gestión del recurso hídrico que aún hoy en día se continúa implementando, ahora además condicionado por la Directiva Marco del Agua.

Las modificaciones realizadas por la legislación hidráulica suponen en la actualidad el carácter de dominio público de las aguas superficiales, subterráneas y desaladas, lo que condiciona la gestión del organismo de cuenca. Así, el personal adscrito a la Confederación debe estar más preparado técnica y administrativamente.

Los usuarios están presentes en los órganos de Gobierno, de Participación y de Gestión, lo que ha supuesto una garantía democrática para los mismos en la toma de decisiones.

¿Cómo se ha preparado la Confederación a los retos del siglo XXI?

Las confederaciones tienen un marco normativo adecuado que se complementa con las nuevas tecnologías que se han ido implementando en los procedimientos técnicos y administrativos, lo que conlleva una mayor especialización del personal técnico y administrativo, que ahora tiene un amplio carácter multidisciplinar.

La implantación de la e-administración supone un avance cualitativo en el servicio público desempeñado.

¿Cuáles son los desafíos actuales del organismo de cuenca?

En la actualidad seguimos sin resolver el déficit hídrico estructural de la cuenca del Segura, lo que se agrava con los escenarios de cambio climático que pronostican menos recursos superficiales y subterráneos en el futuro. Por eso, es vital la integración de los recursos procedentes de la desalinización y la reutilización.

Alcanzar la seguridad hídrica asociada a los procesos productivos vinculados al recurso, así como alcanzar el buen estado de las masas de agua, son los desafíos permanentes del organismo de cuenca.

¿Supone el cambio climático nuevos retos en la gobernanza del agua?

Sin lugar a dudas. Como se ha comentado, sin estar resuelto el déficit hídrico, la amenaza de menores recursos tanto en el Segura como en el Tajo exigirá esfuerzos políticos de calado para poder realizar la adaptación al cambio climático de una manera sensata.