Efectivos sanitarios eran los primeros en llegar. No había urgencia que atender y, de hecho, acababan de terminar su guardia. Aprovechando las horas, se acercaron al IES Ginés Pérez Chirinos de Caravaca, que albergaba su mesa electoral. El centro abrió sus puertas con puntualidad inglesa y ellos fueron los primeros en depositar su voto en las urnas. El 20D había comenzado.

Como el instituto caravaqueño, otros 568 colegios en la Región de Murcia dieron el pistoletazo de salida a estas Elecciones Generales 2015 a las nueve de la mañana; alguno de ellos, contando los segundos y con precisión casi enfermiza. En el CP San Pablo de Murcia, por ejemplo, la presidenta de una de sus dos mesas reconocía haber puesto «los cinco sentidos» en que todo saliera según lo previsto y con perfección milimétrica.

Sin embargo, las dos primeras horas de este 20D no fueron generosas en participación; quizá, por culpa de las bajas temperaturas. La mañana electoral recibía a los cartageneros con niebla, mientras que Pedro, en Espinardo, resumía con humor el sentir de los primeros vecinos que se arrimaron a las urnas: «Voto y para casa rápido. Con este frío no hay quien esté en la calle, y estos -por los políticos- no nos van a dar calor». Eso mismo pensaban también en el colegio del murciano barrio de La Flota, donde un miembro de la mesa era tajante ante la escasa participación: «Hasta que no caliente el sol la gente no sale a la calle».

Y no les faltaba razón. El clima quiso ser benévolo con los murcianos y el paso de las horas hizo levantarse al sol, subir las temperaturas y despertar al electorado. Muchas familias se animaron a salir de la cueva y afrontar este 20D en comunión, lo que dejó divertidas estampas en los patios de los colegios, con los niños jugando con sus padres y hasta con sus mascotas. «El perro también vota», le decía un vecino del barrio del Infante a una señora que acudió a la mesa acompañada por su mascota.

Pero los primeros picos de participación llegaron al mediodía. «A las doce y pico, después de misa, la cosa empezará a animarse», auguraba con acierto el presidente de una de las mesas del Narciso Yepes de Murcia. Llegados de la parroquia o no, el colegio instalado en el Palacio de San Esteban también se lleno de electores, incluido el alcalde de Murcia, José Ballesta, quien no faltó a su cita con las urnas. En el instituto Licenciado Francisco Cascales las colas en torno a la una de la tarde sobrepasaban el umbral de la puerta en la sala de profesores, y en el colegio Mariano Aroca, el candidato al Senado por Unión Popular, José Daniel Espejo, apuntaba que «nunca» había visto esa afluencia de gente en el centro.

Muchos aprovecharon el buen tiempo que acabó imponiéndose al frío mañanero para tomarse el aperitivo «con la excusa de salir a votar», reconocía un votante en el CEIP Nuestra Señora del Carmen. Y así, el camino de la urna a la terraza fue el más repetido de la mañana, con su consecuente y ya tradicional bajón de tres a cinco y media, seis de la tarde. Tiempo de reflexión y descanso hasta la segunda parte del encuentro electoral y primeras valoraciones del ministerio de Interior, que dejaban la participación en Murcia a la hora de comer por debajo de las cifras de 2011.

Las polémicas de siempre

Tampoco faltaron a la llamada del 20D las polémicas y curiosidades propias de una jornada electoral. La comunidad eclesiástica también se sumó a la fiesta de la democracia, como demostraron las hermanitas de los Desamparados de Caravaca, que madrugaron para ejercer su derecho a voto, y las Madres Dominicas, que se acercaron al colegio de La Merced; y los vendedores ambulantes de lotería aprovecharon el tirón electoral para apostarse a las puertas de los colegios a dos días del sorteo de Navidad.

No obstante, la anécdota del domingo la protagonizó Diego Sánchez, de la pedanía murciana de Guadalupe. Al introducir su voto en la urna, lo hizo con un regalo adicional: su DNI, que no pudo recuperar hasta comenzado el recuento -y, por tanto, abiertas las urnas- pasadas las ocho de la tarde. Otros muchos no extraviaron su documento de identidad porque sencillamente lo olvidaron en casa, y hubo hasta quienes se equivocaron de colegio electoral, todo un clásico en día de comicios.

«Con normalidad» era la expresión más repetida por los presidentes de las mesas en una jornada que transcurrió sin sobresaltos en la Región y en la que la única polémica la protagonizó la escasez de bolígrafos en las cabinas de votación. En el CEIP San Andrés de Murcia, el IES Jiménez de la Espada de Cartagena y en varios colegios de Caravaca los votantes se quejaron por la ausencia de bolis para marcar las casillas del voto al Senado.

Además de eso, papeletas que se agotaron durante algunos minutos -como ocurrió con las de Ciudadanos en el colegio Jara Carrillo de Alcantarilla-, votantes de Izquierda Unida «de toda la vida» que no encontraban el voto para su partido entre el lío de siglas -«¡Se presentan en coalición como Unidad Popular!», le decía un vecino de La Fama a su compañero- y la batalla entre quienes apostaban por mejores porcentajes de participación y quienes aseguraban que las Generales de 2011 fueron mucho más concurridas. Una disputa dialéctica que ganaron los pesimistas, pese a que entre los interventores y apoderados caló -hondo o superficialmente- la idea de que estas eran «las elecciones más importantes de la historia».

Una vez más, las dos últimas horas fueron las de mayor afluencia de votantes. Siguiendo otra vez la tradición, miles de murcianos dejaron su decisión para el último momento, ya fuera por pereza o por indecisión. Afortunadamente, solo hubo que lamentar colas, esperas e incluso algo de nerviosismo, pero, tal y como empezó, la jornada terminó sin incidencias, con puntualidad inglesa y sin incidentes.