A falta de pocos días para la constitución de la Asamblea Regional, las flamantes representantes de los murcianos cuentan las horas para batirse el cobre en el Parlamento. También se encuentran a punto de convertirse en acérrimas adversarias desde el atril, negándole la sal a sus colegas de otras siglas; pero, en el día en que las diputadas electas recogen sus credenciales parlamentarias en la Ciudad de la Justicia, reina la cordialidad en el ambiente. Todo son buenas palabras entre políticas rivales. No hay distinción de colores: afrontan una tregua implícita, tras la contienda de la campaña electoral y el periodo de espera hasta el inicio de la nueva legislatura. Y reunidas por La Opinión, posan en una foto para la historia: es la primera vez que aparecen juntas el mayor número de diputadas en 36 años de parlamentarismo regional. Suman 20 diputadas y representan el 44% de los escaños de la Cámara. La cifra es un tope hasta la fecha. La Asamblea siempre recontó por debajo de las diez parlamentarias hasta el año 2003 e incluso hubo una legislatura en la que la voz de la mujer se quedó sin representación: ocurrió en la segunda legislatura, la que abarcó desde 1987 hasta 1991.

«La presencia de la mujer en la política comienza, por fin, a ser igual», suspira Isabel Franco, la candidata de Ciudadanos -y única cabeza de lista femenina en la Asamblea-, que dice sentir «orgullo y responsabilidad». «La política es un escaparate que permite visibilizar a la mujer abriendo camino así a otras mujeres y a jóvenes y niñas», añade Franco.

El grupo socialista reúne ocho diputadas entre sus diecisiete escaños; el popular, siete de sus dieciséis asientos; Ciudadanos, que por primera vez lleva representantes femeninos, tendrá tres mujeres entre sus seis diputados, mientras que Vox y Podemos-Equo llevarán una parlamentaria.

«Me siento muy orgullosa de compartir de nuevo este espacio con el resto de diputadas», asevera María Giménez, de Podemos. «Aunque voy a echar de menos a mis dos compañeras de bancada [María López y María Ángeles García]». «Como mujer», asegura Cristina Sánchez, número dos del PP, «ampliar nuestra representación es un paso más en el camino de la igualdad, de ir rompiendo esos techos de cristal para que la voz de las mujeres esté presente en todos los foros y ámbitos sociales». Gloria Alarcón, número dos del PSOE, se acuerda de todas las mujeres que abrieron paso antes que ellas. «Gracias a todas ellas», comenta. «Es la constancia de que el activismo feminista tiene su trascendencia».

Para la diputada de Vox, Mábel Campuzano, supone un orgullo, pero, matiza, «no por el hecho de que tenga el mayor número de mujeres sino por formar parte de la Cámara». «Vivimos en una época en la que la mujer no tiene problemas para integrarse en ningún tipo de estructura», sostiene. Por eso considera que «no es necesario fomentar los cupos». Vox, que ha entrado por primera vez en el Parlamento, lleva la contraria al resto de grupos parlamentarios cuando suena la palabra 'feminismo': «No nos gustan los lobbys», critica Campuzano. «Consideramos que las primeras generaciones feministas de la historia fueron heroínas y consiguieron colocar a la mujer donde está hoy en día; pero en la actualidad se han convertido en un movimiento radical, que ve al hombre como un maltratador en potencia. La izquierda ha cambiado la lucha de clases por la lucha de sexos».

Ideologías al margen, todas ellas tienen la oportunidad de mejorar la realidad como diputadas. «Queda mucho por hacer, es sólo un comienzo», exhorta María Giménez. «Tenemos leyes que no se han puesto en marcha y se tienen guardadas en un cajón. No se han desarrollado los reglamentos, no se les dota de recursos; no tenemos un Observatorio de la Igualdad; el pacto contra la violencia se quedó en papel mojado porque no se le ha dotado presupuestariamente».

Gloria Alarcón enumera cuatro objetivos: reformar la Ley de Igualdad, que data del 2007, para actualizarla; regular las familias monoparentales («la mayoría están encabezadas por mujeres») para atajar la pobreza; ayudar a las mujeres rurales para acabar con su discriminación y ejecutar medias para un empleo digno para las mujeres. Ciudadanos y PP coinciden en señalar la brecha salarial como prioridad. «También debemos trabajar con más intensidad en que la maternidad no sea un obstáculo para la integración laboral de la mujer», apunta Cristina Sánchez. «Hay muchas medidas que impulsar desde la Asamblea en igualdad».

En sus manos está.