Hay cosas que, colgando, parecen bolsas, que decía aquel. Ahora resulta que Ciudadanos es de izquierdas; Vox, de extrema derecha y los socialistas, la horda roja que amenaza con invadir la Región de Murcia y convertirla en el archipiélago Gulag. Y también resulta que de eso se han enterado ahora, esta semana, los hombres y mujeres del Partido Popular, y, por lo tanto, deben comenzar a decirlo por ahí, en cualquier foro, a ver si la gente se queda con la película y cambia el voto con respecto a las nacionales del día 28.

Y, por comenzar con algo, ¿rojos los socialistas?, vamos, calle usted, calle usted y calle usted, que no sabe lo que es un rojo. Solo los que vivimos la Transición democrática sabemos de verdad lo que era el rojerío. Recuerdo yo, por aquel entonces, trabajar en un instituto muy grande, con más de 2.000 alumnos y 200 y pico profesores. Cuando había reunión de claustro, era menester tener en cuenta de qué tendencia política era cada uno para poder comprender en qué contexto se hacían las propuestas. Y se debatía, jolines, que si se debatía, con discusiones que eran de cuello vuelto, y lo mismo daba que se tratara de la necesidad de arreglar el gimnasio o de la programación de un curso. Allí se peleaba todo, y, por supuesto desde la perspectiva política correspondiente. Y estaban los del M.C., los de la ORT (una señora que yo conocía los llamaba «los de la RTV»), los del PC de la época, etc. Y todos estos sí que eran rojos de verdad, dispuestos a pelear hasta la lucha final, y más allá si me apuran. ¿Rojos los socialistas? Ustedes no saben de qué están hablando.

Supongo que lo de que Ciudadanos es de izquierdas les dará algo de vergüenza decirlo. Durante los últimos meses hemos tenido a media España, incluyéndome a mí mismo, diciendo de palabra y por escrito que Ciudadanos había abandonado el centro sociopolítico y se había ido a la derecha con el PP y Vox, incluso haciéndose la famosa foto de Colón. Y ahora el personal del PP nos dice que se han ido a la izquierda. Claro está que, si el PP quiere correrse hacia el centro, que quién no va a querer correrse hacia el centro o hacia donde sea, no tiene otra opción que empujar a Ciudadanos hacia la izquierda porque en el centro no va a caber tanta gente, que son miles, oiga usted, entre unos y otros.

Y luego está lo de que Vox es de extrema derecha, que ha dicho Casado, el muchacho ese de la sonrisa perpetua, que no se le heló la tal sonrisa ni siquiera cuando salió a dar la cara la noche electoral, porque tenía los ojos de persona jodida, pero, sin embargo, todavía la boca trataba de esbozar esa sonrisica de pescado frito que es tan de él. Por no hurgar más en las heridas, no sacaré aquí también lo de que dos días antes le había ofrecido a Vox unos pocos ministerios, pero sí es necesario señalar que, para fachas, también los de antes, por más interés que pongan estos en parecerse a aquellos. Porque recuerden, por ejemplo, lo de los abogados laboralistas de la calle de Atocha. Aquellos sí que eran fascistas, la madre que los parió. Estos son, sencillamente, lo que da la mata actual en toda Europa. Los populistas, les llaman. Que aquí todavía no teníamos, pero que ya sí tenemos, mita tú qué suerte, Mariano.

De manera que vamos a tener un poco de tacto y a llamar a las cosas por su nombre. Que ya sé que les ha ido de pena en las elecciones nacionales, pero, ¿no será debido a otras razones?

La respuesta está en el aire, que dijo aquel. (Por cierto, el que lo dijo viene a cantar a Murcia uno de estos días).