Hasta hace muy poco, Vox era un susurro en la Región de Murcia: un partido intrascendente y desconocido para la mayoría de los murcianos. Fundado en 2014, apenas obtenía 5.427 votos en las elecciones autonómicas de 2015, equivalentes a un insignificante 0,85% del electorado murciano.

Su andadura en la legislatura discurrió en la irrelevancia hasta que un giro de los acontecimientos cambió el devenir de la formación. El mitin que daba en septiembre su líder nacional, Santiago Abascal, convirtió el susurro en un grito imparable. Su eco se consumaba en las elecciones generales: Vox reunía el respaldo de 143.000 murcianos. Un mes después, Vox ratifica su irrupción en las instituciones de la Región de Murcia con el apoyo de más de 61.000 murcianos en las elecciones autonómicas. La formación se situará en la Asamblea Regional con cuatro diputados y estará representada en 23 de los 26 ayuntamientos a los que se presentaba, según los últimos datos recabados al cierre de esta edición.

Pascual Salvador, su candidato, que hace un año era elegido líder provincial tras el fallecimiento de su antecesor, Santiago Corrales, se sentará en la Asamblea, precisamente el órgano que quieren disolver. «Vamos a poner encima de la mesa debates que nunca se ponían», avisaba anoche Salvador en el Mercado de Correos, en Murcia, el lugar escogido para vivir la cita electoral. Durante gran parte del recuento, Vox soñó con lograr cinco diputados pero al final se quedó en cuatro.

Aunque el partido no repitió el éxito de los comicios nacionales del 28A -se han dejado unos 82.000 votos en el camino-, Salvador calificaba como un «éxito total» el resultado del 26M. «Porque sabemos de dónde venimos. Sabemos que no tenemos recursos económicos ni la mayoría tenemos experiencia política», exponía ante sus fieles, un centenar de afiliados que rompían en aplausos. Salvador no valoró posibles pactos -«No pensamos en ellos»- pero sí avanzó que serán «decisivos» en la Asamblea. «Vox va a ser totalmente diferente. Se va a enfrentar a todos los partidos del consenso y de lo políticamente correcto», exhortaba, comprometiéndose a abordar «los problemas reales de la gente». «No vamos a defraudar», prometía. «Ahora empieza la verdadera era de Vox».