Hora de pactar. Y parece más difícil que ganar las elecciones. El Partido Popular, después de 24 años, ha perdido unas eleccionesPartido Popular en la Región de Murcia. Pero eso no significa, ni de lejos, que el Partido Socialista, que quedó primero el 26M, vaya a gobernar. Con 17 diputados, necesita los seis escaños de Ciudadanos para alcanzar el poder, ya que con los dos de Podemos-Equo no llega a la mayoría absoluta (23 escaños). La otra opción haría de nuevo presidente a Fernando López Miras, que fue designado sucesor de Pedro Antonio Sánchez en 2017 cuando este dimitió acorralado por los casos Púnica y Auditorio de corrupción. Para que el poder lo mantenga el Partido Popular necesitaría, además de Ciudadanos, a Vox. El centro-izquierda y el centro-derecha comienzan mañana la ronda de contactos para negociar una investidura que no saldrá gratis al que se la lleve. Tres profesionales del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de la Región de Murcia, Jesús Sánchez Cutillas, Lola Ferre Abellán y Luis Roca Jorquera, arrojan luz sobre las opciones de las que dependerán los próximos cuatro años de la Comunidad.

EL PACTO A LA ANDALUZA

La alianza de derechas no es tan natural como algunas voces apuntan. «El populismo de Vox no le hace bien al votante de Ciudadanos o del Partido Popular», afirma el jumillano Jesús Sánchez. El partido de Santiago Abascal se posiciona contra la Constitución desde el momento en que aboga por suprimir las comunidades autónomas o cuando no reconoce algunos derechos fundamentales referentes a la igualdad de derechos, apunta la molinense Lola Ferre. «Se podría decir que más que natural, es un pacto oportunista». «Y a la desesperada», comentan.

Restando valor a la participación de la ultraderecha por las posiciones anticonstitucionales de las que hablan los politólogos, y descartándolo entonces para este posible pacto, la suma de los partidos de centro-derecha, PP y Cs, suman 22 diputados. Por el contrario, PSOE y Podemos-Equo tan solo llegan a los 19 escaños. «En una segunda vuelta sí valdría la mayoría simple para una investidura, apunta Sánchez Cutillas. Valdría, sí, si no fuera porque Vox ya ha dicho que no permitirá que se le use para hacer a nadie presidente si no se les tiene en cuenta y no se sientan con ellos a negociar. No hay manera de dejarles a un lado y toca mojarse.

Esta última cuestión, a su vez, le complica las cosas a la formación de Albert Rivera-«aunque él ya no aparece para comentar su política de pactos», recuerda Roca-, ya que se han negado a firmar acuerdos de gobierno con Vox, partido muy mal visto por su radicalidad por sus socios europeos y por Manuel Valls, candidato que aglutina en su lista a Cs en el Ayuntamiento de Barcelona. Aun siendo políticamente incorrecta la unión de los naranjas con los de Abascal, lo cierto es que «en Andalucía han terminado por entenderse», señalan.

El pacto a la andaluza obligaría a Vox a renunciar «a la mitad de su programa» porque, como poco, «se le tiene que exigir el respeto a la Constitución y a los derechos recogidos en el nuevo Estatuto de Autonomía» -que no les gusta-, apunta Sánchez. Ciudadanos, por su parte, obligaría al Partido Popular a aceptar una amplia renovación de cargos, una mayor transparencia en la gestión y la supresión de organismos redundantes, principalmente. Roca Jorquera tiene claro que Cs sería la formación que más rédito político sacaría con este pacto, ya que «ganaría en visibilidad».

EL PACTO POR LA REGENERACIÓN

El pacto PSOE-Ciudadanos sería el «procedente» por una cuestión de «salud» o «higiene» democrática, según hable Sánchez Cutillas o Ferre Abellán: «La propia sociedad demanda algo distinto». Roca Jorquera, en la línea de sus compañeros, recuerda los casos de intentos de compra de votos por parte de miembros del PP durante la campaña de estas mismas elecciones. Lo complejo de este pacto, continúa, son los «elementos tan de derechas y nacionalistas -se refiere a nacionalismo español- que tiene Cs».

Lola Ferre considera que «si Cs es fiel sus principios, los que tenía en su origen, debería quitar el poder al Partido Popular en la Región de Murcia porque se ha perpetuado en el poder durante muchos años y está salpicado por los casos de corrupción». Además, recuerda, el PSOE «es el partido más votado», que fue el discurso que imperó a la hora de pactar en 2015.

Todos coinciden en afear a Ciudadanos el cordón sanitario que Rivera levantó contra Pedro Sánchez y más aún arrastrar el veto al presidente aún en funciones a la política autonómica y municipal. El comité de pactos de Cs puso como condición a los socialistas que quieran pactar con los naranjas que «renieguen» de su líder en Madrid. «No tiene sentido porque eso son cuestiones personales de Albert Rivera», dice Ferre, quien tiene el convencimiento de que si dejara la decisión en manos de la dirección regional, este sería el pacto que saldría adelante: «Isabel Franco es una mujer empoderada».

La fragmentación del mapa de partidos es un factor a tener en cuenta. Para Roca Jorquera, «los políticos tienen que cambiar la mentalidad, ya no va a haber mayorías y esta realidad se tiene que traducir a nivel de gobernabilidad». Y advierte a los de Rivera: «A ver si les pasa como a Podemos y no saben gestionar el éxito que han tenido».

En el caso de que se alcanzara este pacto, Sánchez cree que Cs y PSOE se podrían «fácilmente» de acuerdo en la modernización de la administración pública. Además, destaca que ambos partidos son parecidos en la lucha por la igualdad de los ciudadanos, por lo que los avances en este sentido serían sencillos. En temas de educación, sanidad y la gestión de servicios públicos sí que comenzaríamos a haber diferencias, señala Ferre: «Ciudadanos tendería más a subcontratar empresas externas». Aunque, por encima de estas políticas, el escollo principal es la fiscalidad: mientras que el PSOE apuesta por subir los impuestos a las clases altas, Cs quiere bajarlos.

INTERCAMBIO DE CROMOS

Más allá de los entendimientos que se puedan alcanzar entre la derecha e izquierda, Sánchez Cutillas abre la puerta a que el pacto final sea resultado de un simple «intercambio de cromos»: «Se están dilucidando los acuerdos de Aragón, Madrid, Castilla y León y Murcia. En los comités de negociación pueden estar perfectamente negociando cómo, si facilitan la investidura en una determinada comunidad o alcaldía, darle a cambio el poder en otra».

Suena mal. Todos lo saben, pero «es lo que se hace» y «otra cosa es que a Ciudadanos le guste decir eso ante los medios de comunicación», apunta Roca Jorquera.

Sea como vaya a ser, los expertos saben que «todo lo que podamos decir aquí puede ser utilizado en nuestra contra» porque «a lo mejor, al final resulta que el pacto más antinatural termina siendo el más natural». Y es que en las negociaciones nunca se sabe. Ferre Abellán las compara con un partido de fútbol: «Cuando crees que está perdido, lo ganas en los penaltis».