Ya está bien de guerras entre la enseñanza concertada y la pública, basta ya de mirarse el ombligo con el qué hay de lo mío. Si los docentes, los padres y los políticos no entendemos que sólo hay una educación con mayúsculas y sin apellidos, mal vamos. La primera víctima de todo este rifirrafe son los alumnos que no tienen culpa de nada y se encuentran en mitad del campo de batalla.

A algunos se les llena la boca de libertad, libertad de elección dicen, pero elegir entre una boñiga y una pera no es ni libertad ni elección, es puro instinto de supervivencia. Y esa es la disyuntiva con la que se encuentran muchos padres en esta región a la hora de elegir entre colegios donde se hacinan los niños en clases que no reúnen las condiciones, donde no funciona la calefacción en invierno y se achicharran en verano hasta la lipotimia, donde el suelo de las pistas deportivas, si las hay, tiene más socavones que una carretera de tercera, donde faltan profesores, y así podría seguir enumerando un montón de cosas que no funcionan€ Así es como están muchos colegios de la enseñanza pública por la dejadez y falta de una estrategia escolar de los Gobiernos del Partido Popular y del socialista en su momento, desidia de años y años.

¿Concertación? Por supuesto, nada que objetar, es buena y necesaria. Mantendremos los conciertos actuales, mejoraremos la financiación de los mismos para que los alumnos reciban la atención necesaria, los niños de la concertada tienen derecho a la gratuidad de libros y estudiaremos fórmulas para que puedan usar el transporte público escolar, mantendremos los conciertos de bachillerato y atenderemos la demanda social para la renovación de los conciertos equilibrando este derecho con la utilización eficiente de los recursos públicos, estudiaremos fórmulas de interacción, colaboración y flexibilización entre las dos modalidades: pública y concertada.

Vamos a implementar la mejor enseñanza concertada del país pero al mismo tiempo también vamos a trabajar para tener la mejor enseñanza pública de España, y para eso es necesario mejorar la financiación y establecer una hoja de ruta en la enseñanza pública. Un plan de mejoras de infraestructuras, acabar con los barracones, climatización, bajada de horas lectivas y supresión de burocracia, potenciar la autonomía de los centros, dar una mayor implicación a las autoridades locales en las decisiones educativas de sus ciudades, reforzaremos con más profesorado los centros que por las características de su entorno: sociales, económicas y culturales puedan tener problemáticas específicas, equidad en definitiva, dignificaremos la enseñanza pública para que alcanzar los máximos niveles de calidad.

Solo si existe una equiparación en financiación y en recursos estructurales y humanos entre la pública y la concertada podremos hablar de libertad de elección, de lo contrario la palabra libertad será una cáscara vacía. Se trata de elegir entre una pera y una manzana, no entre una pera y una boñiga, que los padres elijan porque les guste más o menos el proyecto del centro, las optativas que ofertan, la calidad de su claustro, la innovación educativa, etc.

Aquellos que de uno y otro bando continúen con el enfrentamiento estéril entre pública y concertada, que es lo mismo que decir entre pública y pública concertada pues ambas se financian con el dinero de todos, demuestran que no han entendido nada. No se trata de una guerra de aniquilación, no se trata de imponer una a la otra hasta hacerla desaparecer o que sea residual como pretenden algunos, hay que cooperar, trabajar juntos, compartir recursos, interactuar, sacar el mejor partido de ambas para beneficio de nuestros alumnos.

Ese es el camino y ahí encontrarán a Ciudadanos para para conseguirlo.