No se presenta a los murcianos prometiendo pan y circo si sale elegido presidente de la Comunidad. Lo único que puede ofrecer Alberto Garre es su trabajo por y para los murcianos, algo que ya demostró, señala, durante su corta estancia en San Esteban: «Hay cosas que no cuestan dinero, como la Ley de Transparencia, la limitación de los mandatos, conseguir de la ministra Tejerina 20 millones de euros para llevar agua de la desaladora de Águilas al Guadalentín...». Aunque la experiencia no siempre es premiada en las urnas y su partido, Somos Región, no consiguió ningún escaño en las pasadas elecciones generales.

¿Cómo vivió la noche electoral del 28A?

El pueblo no se equivoca nunca. Hay quien, cuando pierde unas elecciones, dice que el pueblo es tonto; y cuando las gana, que el pueblo es listo. Yo no creo ni en una cosa ni en la otra. Los pueblos son libres y votan libremente. Somos un partido muy joven y con muy poca implantación todavía. En cualquier caso, nos apoyaron miles de murcianos y no es un mal resultado para una segunda parte que se juega en campo propio y donde se eligen a responsables de la Asamblea Regional.

Confía entonces en que Somos dé un vuelco a las encuestas.

La única encuesta que me sirve es la del 26 de mayo. Aspiramos a todo.

Abandonó el PP denunciando la corrupción. ¿Cree que el partido con López Miras ha cambiado?

Un partido que no hace examen de conciencia y propósito de enmienda no tiene capacidad para reformar ese tipo de actitudes. Es más, están profundizando en lo mismo y pervirtiendo la democracia con la compra de votos, como ocurrió en el caso de Roque Ortiz, con el señor de Librilla y ahora con el de El Raal.

No considera que son casos aislados.

He sido presidente del Comité de Derechos y Garantías del PP hasta 2016. Abrí muchos expedientes y no gustaba. Que hagan lo que quieran, pero primero tienen que reconocer por qué se perdieron 146.000 votos en las últimas elecciones autonómicas y analizar si no fue por los casos de corrupción que se iban dando y a los que no ponían remedio.

En las generales perdieron una cifra parecida, pero López Miras lo achacó a la fragmentación de la derecha.

La derecha está ahora fragmentada por ver quién se adjudica el ser líder de la oposición. No había visto nunca nada igual. Que analice el principal partido de la derecha por qué se ha fragmentado ese bloque. En la actualidad, cinco millones de españoles ya no votan al PP y sí lo hicieron en 2011.

¿Qué puede aportar Somos Región a la Asamblea Regional?

Para empezar, la nobleza de todos sus integrantes. El único que viene de la política soy yo y en 35 años de trayectoria no ha habido ningún momento en el que me haya sentido avergonzado. Además, afirmo y ratifico que hay otros políticos con un grado de ejemplaridad magnífico. Lo que pasa es que se nos han cruzado en el camino a unos y a otros una serie de golfos que nunca debieron entrar en política.

Además de nobleza, ¿cuál es el proyecto para la Región?

Es un proyecto regional, nacido en la Región y alumbrado por murcianos. Aquí nadie nos ha mandado nada enlatado desde la calle Génova o Ferraz de Madrid o desde la calle Balmes de Barcelona. Por primera vez, los murcianos tienen la oportunidad de decirles a las gentes de Madrid que los tontos de provincias se acabaron hace tiempo. No estamos dispuestos a sujetarnos a lo que desde allí nos manden.

Con el debido respeto, entonces usted era un tonto de provincias cuando militaba en el PP.

No, porque el tonto pulsó un día un botón rojo contra la decisión de María Dolores de Cospedal en las Cortes de Castilla-La Mancha de eliminar el Trasvase Tajo-Segura en el año 2015. Eso me permitió decir en la tribuna de la Asamblea, y así consta en el diario de sesiones, que los tontos de provincias ya se habían acabado. Y lo dije con motivo de resolver el contrato a Aeromur, que estaba participada mayoritariamente por empresas madrileñas, como siempre ocurre en esta Región.

Si entra en la Asamblea, puede que termine apoyando un bloque de centro-derecha liderado por los populares.

Me veo apoyando un bloque que va desde Yecla hasta San Javier o desde Abanilla a Mazarrón. Ese es el bloque sobre el que bascularán todas las decisiones que tome Somos Región, que incluye a un millón y medio de mucianos.

Es el único líder político que sigue hablando del Ebro como eje de la política hídrica. ¿No es un discurso agotado?

No, por razones de índole social, legal y de pura supervivencia. Hay que recordar una cosa: desde que Indalecio Prieto habló por primera vez en 1934 del Trasvase Tajo-Segura hasta que las aguas del Tajo llegaron al Campo de Cartagena pasaron 47 años. No me voy a cansar de pedir lo que es nuestro. Y el artículo de la Ley de Aguas de 1985 dice que las aguas que discurren por los ríos españoles son del patrimonio hidráulico nacional; por lo tanto, tenemos razón legal. Además, la labor social que produce el agua en esta Región es vital: de ella viven más de 150.000 familias en todo el levante español. ¿Alguien ha pensado qué pasaría con ellos si cortaran el agua del Tajo? Son gente con escasa cualificación profesional que solo sabe trabajar en la agricultura.

¿Tiene la agricultura parte de culpa en la situación del Mar Menor?

No digo que no tenga ninguna responsabilidad, no lo puedo negar. Pero los agricultores lo que saben es sembrar, cultivar y cosechar. El resto de lo que acompaña a la transformación de un campo de secano en regadío debía de haber formado parte de un plan de ejecución. Los salmueroductos estaban previstos en ese proyecto, pero se quedaron a medias, en la Rambla del Albujón, y no llegaron al Mediterráneo. Y hago una pregunta que no sé responder: ¿Se cobraron como si sí se hubieran hecho? También cabe preguntarse si hay depuradoras que no depuran adecuadamente. Hace 15 o 20 años funcionaban perfectamente. Habría que mirar cada uno de los desagües para saber quién contamina más o menos.

¿Será esta su última campaña electoral si no saca escaño?

Quién lo sabe. Dependerá de la decisión que tome el pueblo soberano y de mi nieto, que me echa de menos. Lo que pasa es que cuando tenga uso de razón, si se parece a su abuelo, me dirá: «Tira 'pa lante'».