Lo que necesitamos es una fiscalidad justa y suficiente para atender las necesidades sociales. Y acabar con el enorme fraude fiscal. Frente a la permanente demagogia conservadora de la bajada de impuestos que luego se incumple y acaba en subidas, como ha hecho Rajoy, o en bajadas para los ricos, lo que importa es cómo se reparte la carga fiscal y se redistribuyen las rentas en una sociedad muy desigual. Así, hay impuestos que tiene que bajar, como muchos de los indirectos y las tasas que carecen de progresividad, empezando por el IVA cultural. Otros reformarse, como los módulos de pymes y autónomos. Mantener impuestos como el del Patrimonio y revisar la progresividad del de Sucesiones y Donaciones. Y crear impuestos nuevos para los que más tienen, o dañan el medio ambiente, por ejemplo sobre las grandes fortunas o los grandes depósitos bancarios, la transacciones financieras, las operaciones de Bolsa, la especulación del suelo o, en el ámbito autonómico, las grandes superficies comerciales, los campos de golf o el juego.