La Pérgola de San Basilio se engalanó ayer con los colores de Izquierda Unida. Dos columnas de sillas blancas adornadas con banderas rojas del partido abarrotaron el jardín. Algunas, las de las cuatro primeras filas centrales, llevaban souvenirs extras. Un pin y un abanico de Ganar la Región de Murcia „coalición con la que IU opta al Palacio de San Esteban„ para unos cuantos privilegiados cuyo nombre aparecía reservado en el respaldo. Estos eran para una muestra importante de los candidatos de la formación a diferentes municipios de la comunidad y, cómo no, para los cuatro interventores principales del acto: Cándida Marín, alcaldable por Moratalla; Esther Herguedas, número dos del partido para la Asamblea Regional; José Antonio Pujante, aspirante a la presidencia del gobierno autonómico y, como no, la estrella del festival, Alberto Garzón, opositor a La Moncloa en las generales de finales de año.

Pasadas las 11:30, hora marcada para el comienzo del mitin, los altavoces del escenario comenzaron a ladrar. Ni chica ni limoná, de Víctor Jara, Corbelles, de Zoo, Cuarteles de invierno, de Vetusta Morla, etc. Izquierda Unida tenía temas para todos los gustos y edades, en una mañana en la que las familias primaron entre el numeroso público. Como si fuera un concierto más, la música grabada solo cesó con la aparición de las estrellas en la sala. Estos acudieron desde el fondo de la pérgola, saludando a los asistentes que abrían las filas de asientos y recibiendo los vítores de la masa, que aclamaba a Garzón como nuevo «¡Presidente!».

Sin embargo, la intervención del riojano cumplió con los requisitos imperturbables de este tipo de eventos: más larga, más aplaudida y al final, permitiendo a candidatos menos mediáticos robar la atención de su electorado y calentar el ambiente de cara a la traca final. Así, las Brigadas Culturales hicieron de teloneros con la lectura de varios textos, entre los que se incluía Me gusta ser de zocata, una «poesía en panocho» de uno de los miembros del grupo, que arrancó las carcajadas del público y marcó, sin quererlo, las líneas principales por las que discurrió el acto: la crítica al bipartidismo, a la gestión del PP en estos últimos cuatro años, la defensa orgullosa de la izquierda y los dardos indirectos, aunque perfectamente reconocibles, a Ciudadanos y, especiamente, Podemos: «Sin regalar Jueguecicos de Tronos a la realeza», decía el poema.

­Probablemente Pujante fue el más incisivo de los interventores, otorgando a su partido la exclusividad de la izquierda en España. «Somos la única fuerza política de izquierdas, la única que no se avergüenza», aseguró. Pero el cabeza de cartel era Alberto Garzón, que como buena estrella de rock demoró su actuación y subida al escenario, donde, con el puño en alto, comenzó su discurso arremetiendo contra el PP. «Nosotros no solo hemos estado en las instituciones, hemos defendido también en la calle nuestros valores», pues, según el líder de Izquierda Unida, «no existe una clase política, sino políticos de distinta clase». «Y el Partido Popular es una trama de corrupción que se presenta a las elecciones», apostilló.

Garzón defendió a Izquierda Unida como una «garantía» frente a las prácticas ilegales «demostradas» de otros partidos, con especial dedicación a la contabilidad B del PP, que IU llevó a los tribunales. «Aunque, no solo es Bárcenas. Poco a poco vamos a ir sabiendo de las miserias de esa cloaca, de esos años de riqueza y del vértice de esa trama que son Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, que están ahí para saquear el país», aclaró.

También hizo referencia a la memoria histórica, a la que se refirió con una «paradoja». Ayer, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo acudió a Austria para homenajear a los españoles muertos en el campo de concentración de Mauthausen, «defendiendo los derechos humanos cuando aquí insulta a las víctimas del golpe de estado franquista». El candidato a la presidencia del Gobierno prometió luchar «para sacar de las cunetas a quienes lucharon por la libertad y la democracia». «Y es que, como dijo Marcelino Camacho, 'el derecho a huelga se consiguió haciendo huelgas'. Para conquistar no se pide permiso y si yo he podido tener sanidad y educación pública es porque antes personas de izquierdas lucharon en las calles», aseguró.

Por ello, Garzón prometió nacionalizar los sectores estratégicos y, para cerrar su intervención tuvo unas palabras sobre el capitalismo, «un dilema económico que tiene hambre y que nunca se sacia» en un país que «no está gobernado por Rajoy, sino por la familia Botín».