El PSOE fue el gran vencedor de las elecciones generales en la Región de Murcia. Saboreó una victoria después de casi tres décadas contemplando triunfos del PP en todos los comicios celebrados desde 1993 en la Región. Este triunfo coloca a los socialistas en el primer puesto de salida para las elecciones autonómicas del 26 de mayo, pero, aun así, el resultado del 28 de abril resultaría insuficiente y se verían obligados a buscar más de un socio si quieren gobernar en la Comunidad. Si se extrapolan los votos del PSOE en las generales a los comicios autonómicos, la candidatura de Diego Conesa conseguiría once escaños, lejos de la mayoría absoluta en la Asamblea Regional, ubicada en 23 parlamentarios. Los sufragios del 28A deparan otra clave: el PP de López Miras también obtendría once escaños, con lo que se produciría un empate técnico en la Cámara autonómica.

Esta extrapolación de los votos, aplicando la Ley D'Hont, incluye las dos novedades incorporadas con la reforma de La Ley Electoral, aprobada en 2015: el umbral mínimo del 3% (antes era el 5%) y una única circunscripción (antes eran cinco). No obstante, hay que tener en cuenta varias consideraciones. Primero, la movilización de las elecciones nacionales es menor en las convocatorias regionales y locales. También entran en juego otras variables, como el conocimiento de los líderes y las lecturas en clave autonómica, que no tienen por qué coincidir con las estatales.

Además, Unidas Podemos se presenta por separado en la cita autonómica: Podemos concurre junto con Equo por un lado e Izquierda Unida lo hace junto con Anticapitalistas por otro (Cambiar la Región de Murcia se llama la coalición). E intervienen partidos como la coalición municipalista que lidera MC Cartagena, que no participó en el 28A. Con todo, si se busca una fotografía fija como referencia, no hay encuesta más aproximada que un resultado electoral. Este hecho adquiere aún más relevancia cuando queda menos de un mes para celebrar los próximos comicios.

La proyección de los votos del 28A, además de un empate entre PSOE y PP, refleja que tanto Ciudadanos como Vox cosecharían nueve diputados, mientras que la suma de Podemos-Equo y Cambiar la Región obtendría cinco diputados. Así, con los sufragios de las generales en la mano, PSOE y PP estarían abocadados a buscar dos socios para intentar formar Gobierno en la Región. Al PSOE no le bastaría con buscar una alianza con Podemos e IU, sino que necesitaría convencer a Ciudadanos para sumar un bloque. En la misma tesitura se situaría el PP: con Vox la unión sería escasa y tendría que recurrir a la formación naranja.

Ciudadanos, por tanto, manejaría la llave del Ejecutivo regional. ¿Y qué va a hacer Ciudadanos en la Región? Su respuesta es todavía una incógnita. Porque si Albert Rivera se niega a pactar con el PSOE de Pedro Sánchez -una posición aprobada por la ejecutiva nacional en febrero-, en las comunidades autónomas no han cerrado la puerta a los socialistas. Tampoco han descartado un acuerdo con el PP, con quienes han pactado los Presupuestos regionales en los últimos tres años. Isabel Franco, la candidata de Cs en la Región, ha defendido abiertamente la capacidad de su formación para mirar a un lado o a otro para cerrar acuerdos: «Ciudadanos es un partido liberal situado en el centro político. Eso nos da capacidad para pactar tanto con PP como con PSOE siempre y cuando se impulsen nuestras medidas», explicaba en marzo a este periódico. La duda pasa por despejar la margarita de Ciudadanos: ¿Formaría gobierno con los populares? ¿O rompería la hegemonía que el PP ostenta desde el año 1995 y se aliaría con los partidos de izquierdas?

Todas las formaciones analizaron ayer los datos en el día de la resaca electoral. El PSOE ha sumado en estas generales 38.000 votos más que en las autonómicas de 2015, al pasar de 151.504 a 189.893 sufragios; sin embargo, tendría dos escaños menos que en 2015. Esto se produciría porque el anterior sistema electoral beneficiaba a los partidos mayoritarios a la hora de configurar el reparto de los diputados, especialmente en las circunscripciones más pequeñas.

Los populares, que han sufrido una debacle en la Región, se han dejado 56.000 apoyos, al caer de los 236.456 votos que acaparó el PP de Pedro Antonio Sánchez a los 179.885 que cosechó el domingo la candidatura de Teodoro García Egea. La formación que encabeza López Miras también se desplomaría en la Comunidad, pues se dejaría once diputados (de 22 a 11).

Ciudadanos es otro partido que puede presumir de resultados en la Región. La formación naranja ganó 70.000 respaldos, al pasar de los 79.057 de 2015 a los 149.946 del 28A. Este subidón se traduciría en nueve escaños en la Cámara regional, cinco más de los que obtuvo hace cuatro años. Y se colocaría como tercera fuerza, por delante de Podemos.

El cuarto sería Vox, que irrumpiría por primera vez en la Asamblea Regional con nueve parlamentarios. Esta fuerza obtuvo el respaldo de 143.010 murcianos en el 28A. En 2015, en cambio, apenas recibió 5.513 sufragios en la Comunidad.

En último lugar quedarían Podemos-Equo y la coalición Cambiar la Región. Unidas Podemos ha logrado 79.650 sufragios en la Región, menos de lo que consiguió Podemos por su cuenta en 2015, que reunió 83.133 apoyos y se hizo con seis diputados. En aquella cita electoral, IU, que se presentó con las siglas de Ganar la Región de Murcia, consiguió 30.423 votos, pero se quedó fuera de la Asamblea al no llegar al mínimo exigido entonces (obtuvo un 4,81%). Es complicado conocer qué parte del voto del 28A corresponde a Podemos y cuál a IU. Aunque en IU manejan una encuesta interna que señala que 47.000 proceden de Podemos y 32.000 de IU, lo que equivaldría a dos escaños para cada uno.