­­Belén Torrecillas, una diseñadora gráfica cartagenera de 29 años que ha residido en Londres, quería votar desde la capital británica a pesar de encontrarse lejos de la Región de Murcia. Pero el proceso para mandar la papeleta desde la distancia es tan complejo que, entre unos motivos y otros, al final ha acabado desistiendo de votar desde Inglaterra.

En el Reino Unido hay aproximadamente 1.500 murcianos emigrantes que tienen derecho a sufragio en estas elecciones generales; sin embargo, únicamente han solicitado el voto un total de 300 murcianos, según los últimos datos disponibles del censo de los electores residentesausentes que viven en el extranjero (CERA). Estos electores también pueden votar para las autonómicas y europeas del 26M, aunque no para las municipales. El Reino Unido es el tercer país con más solicitudes de murcianos para votar, según las cifras facilitadas por la delegación regional del Instituto Nacional de Estadística (INE).

«Mi intención era votar, y en teoría no era un follón», cuenta Belén Torrecillas a este periódico. Se informó y conoció los pasos a seguir. Reconoce que las reseñas de la página web de la embajada española son poco accesibles, así que llamó directamente a la embajada. «Me explicaron que podía votar desde la propia embajada o desde el consulado; me indicaron que tenía que desplazarme con pasaporte o DNI para poder votar», relata la cartagenera. Pero los siguientes pasos no pudo completarlos, asegura.

Los horarios también han influido en su decisión de no votar: «Tenía que ir por la mañana porque por la tarde no estaban abiertos y por la mañana me venía súper mal». Y eso que, como ella misma admite, tiene derecho y el trabajo no se puede negar a ello. «Pero me tengo que molestar mogollón: perder la mañana, preguntar el día... Un incordio», explica. Tampoco ayudaron las experiencias de otros compañeros. «Así que hice un balance y pasé». Y al final no votó.

Belén sostiene que el sistema de voto desde el exterior tiene que cambiar. «Se debería poder votar por Internet. Que se invente algo que no se pueda sabotear el voto, pero que sea algo más sencillo», manifiesta, convencida de que el voto por correo postal acarrea más inconvenientes que ventajas.