­­­Sinceramente es muy tedioso», responde Alejandro García-Córcoles cuando le preguntan su impresión sobre el llamado sistema de 'voto rogado'. Este periodista murciano, de 35 años y afincado en París desde hace cinco años, considera que es un proceso «complicado» para todos aquellos españoles que viven en el exterior y quieren solicitar su participación en unas elecciones. Hay que tener paciencia si se quiere votar. No ocurre así en otros países, señala el periodista. «Si lo comparamos, por ejemplo, con el sistema de voto en el extranjero que tienen los ciudadanos franceses, el nuestro es mucho más complicado y requiere de más paciencia por la cantidad de requisitos que hay que cumplir, y plazos que hay que seguir», asevera.

Alejandro García-Córcoles es uno de los 828 murcianos residentes en Francia que ha pedido la papeleta para ejercer el derecho al sufragio. Y finalmente sí ha votado, pese a todas las dificultades encontradas en el camino. La responsabilidad lo puede con todo, sostiene.

«Si uno es responsable y está comprometido con el futuro de nuestro país, no hay obstáculos que se precien a la hora de cumplir con el privilegio y, sobre todo, con el derecho responsable de ser ciudadano y elector», asegura a este periódico.

De hecho, es la cuarta vez que Alejandro vota desde el exterior para unos comicios celebrados en España. «Ya lo hice en las elecciones de 2015 y las generales que se repitieron en 2016».

A su juicio, es el momento de cambiar el sistema de 'voto rogado'. Esa sería una de las tareas que debería hacer el próximo Ejecutivo nacional. «Creo que ya ha llegado el momento de cambiar este sistema, sea quien sea la gente que componga el próximo gobierno de la nación que salga de las urnas el próximo 28-A», apunta.

Los políticos, añade, «deben ser conscientes de que somos decenas de miles de ciudadanos españoles los que participamos en las diferentes citas electorales desde el exterior».

Por ello, «se nos debe un respeto y, por tanto, se debe facilitar, cuanto antes, este trámite para los que también somos ciudadanos de España, en condición de desplazados y/o expatriados», concluye Alejandro.